Nuestro Catálogo de Videocreación 2003-2012, que reúne obras exhibidas durante este período, forma parte de la Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano (ENDAC, Camagüey, Cuba, 2021), proyecto creado por el crítico de cine e investigador Juan Antonio García.
El catálogo es una compilación de +111 videocreaciones exhibidas en los Eventos de Performance y Audiovisual, fundado por el artista Juan Rivero (2003)
Descargar el Catálogo de Videocreación 2003-2012
Aquí puedes ver Pasatiempos del hombre nuevo (2010), de Duniesky Martín.
Y todo lo que necesitas saber sobre esta importante enciclopedia del audiovisual cubano fundada por Juan A. García.
Lee el texto de Juani para presentar la categoría de Videoarte en la ENDAC
Por Juan Antonio García
Del 6 al 9 de marzo del 2010, tuve la suerte de participar como invitado en un simposio internacional organizado por la Universidad de Harvard, con el siguiente eje temático: “El cine como Historia, la Historia como cine”.
Conservo recuerdos muy nítidos de ese encuentro académico donde Luciano Castillo y yo (los dos únicos cubanos que participábamos en el mismo), coincidimos con investigadores tan relevantes como Román Gubern, Néstor García Canclini, Paulo Antonio Paranaguá, Ricardo Bedoya, o Jorge Ruffinelli, por mencionar algunos de los que conocía con anterioridad por las lecturas.
Aquello fue un verdadero convite intelectual de ideas, según puede atestiguar el pequeño cuaderno que me traje, lleno de anotaciones que iba haciendo en la misma medida en que los disertantes exponían. Conocer personalmente a Juana Suárez (Universityof Kentucky), Gonzalo Aguilar (Universidad de Buenos Aires), Ignacio Oliva Mompeán (Universidad de Castilla-La Mancga), Ángel Quintana (Universitat de Girona), Francisco A. Zurian (Universidad Carlos III), Ana Amado (Universidad de Buenos Aires), Denilson Lopez (Universidad Federal de Rio de Janeiro), Josetxo Cerdán (Universitat Rovira i Virgili), Eva Woods Peiró (Vassar College) y la cineasta Cecilia Barriga, necesariamente habría de tener algún impacto renovador en cuanto a lo epistemológico.
Una de las ponentes que más inquietudes sembró en mí en aquella cita fue Laura Baigorri (Universitat de Barcelona), quien en su trabajo abordó los asuntos vinculados a la videocreación. Me parece escucharla repetir ahora mismo aquello que me apresuré a anotar en el cuaderno mencionado antes: “El cine es despertarse y mirar por la ventana. El videoarte es soñar. El espectador de videoarte no espera conocer la realidad, sino sumergirse en una visión subjetiva”.
Recuerdo que al final de su presentación sostuvimos un breve conversatorio en el lobby del Harvard Film Archive, lugar donde se celebraba el simposio. Le comenté que en Camagüey había nacido el Festival Internacional de Video Arte, que en aquel momento andaba por su segunda edición (en el 2015 sería invitada a este evento). Y hablamos de esa definición suya que tanto me intrigaba (el cine como vigilia, el videoarte como sopor), y que en todos estos años confieso que no lograba conectar de un modo práctico.
Es decir, más allá del sujeto que hace cine o videoarte, más allá de los géneros que se distinguen entre sí, ¿cómo lograr pensar un escenario donde se borren los binarismos, y se entienda que es la imagen en sí la que nos permite desplazarnos dentro de un sueño mayor que a veces es cinematográfico, y a veces videográfico?
En lo personal, la Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano (ENDAC) ha llegado para solucionarme muchos de los problemas de este tipo que antes no podía enfrentar. Porque en la ENDAC no partimos de los escenarios en los que se producen las obras (Estudios Cinematográficos, Televisión, Cine Clubes, o todos esos sitios que han balcanizado el imperio de la Imagen en sí), sino de la representación proyectada, que puede acompañarse de sonido o no, y que es apreciada de las más diversas maneras.
Hasta ahora, el discurso tradicional más bien ha aislado estas áreas, las ha insularizado. Y, sin embargo, más allá de esas fronteras formales estaría lo icónico, los modos profundos en que se muestra la relación de semejanza o no con la realidad.
En el caso concreto del cine cubano y el videoarte hay todavía mucho que rescatar. Necesitamos aproximarnos al videoarte como algo que está formando parte de un proceso mayor llamado vida, e indagar en sus perfiles, en las características de su práctica y mutabilidades a partir de fechas precisas, y eventos tangibles y humanos (demasiado humanos) que propiciaron en cada caso su aparición. Eso nos obligaría a repensar las funciones de la imagen dentro de esta gran saga que vive el hombre moderno, extraviado en un laberinto de pantallas que nunca terminan de describir lo real, sino que nos seduce e hipnotiza con una realidad construida de acuerdo a intereses de grupos.
Por otro lado, los críticos de cine deberíamos entender que cuando hablamos (o más bien dejamos de hablar) de videoarte, de modo involuntario estamos apelando a un sistema de jerarquías que ya nos ha diseñado nuestra manera de mirar, juzgar y excluir. Pero esto también funciona desde el otro extremo: si la videocreación no se esforzara en salir de esos nichos marginales que el enfoque tradicional de la historia de la imagen en movimiento quiere imponerle, se impondría a sí misma una suerte de muerte a corto plazo, como tantas vanguardias de antaño.
Se necesita, entonces, pensar en la construcción de espacios donde la imagen en movimiento acompañada de sonidos (o viceversa) alcance a ser problematizada sin prejuicios: ¿podría entenderse el videoarte sin tener una idea de lo que ha pasado en la historia, ya no del cine, sino de la imagen?; y luego, ¿es posible a estas alturas hablar del cine sin tener en cuenta los procesos que han tenido lugar en sus márgenes?
Recuerdo que en aquella sexta edición del Festival Internacional de Video Arte celebrado en Camagüey a la que fue invitada Laura Baigorri, tanto ella como Magaly Espinosa (otra gran estudiosa del tema), en sus respectivas intervenciones nos ofrecieron ejemplos concretos de que esos mundos no son tan paralelos y distantes como pudiera parecer. Laura mostró fragmentos de El club de la lucha, de David Fincher, y Magaly proyectó la apropiación que hiciera Lázaro Saavedra del célebre documental PM (1961), de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal. Para entender estos nexos en toda su profundidad habría que ir más allá de lo meramente sensorial y las etiquetas del remix, con el fin de adentrarnos en pulsiones mayores.
En este sentido, habría que impulsar el análisis de las posibles funciones que jugaría La Historia en las obras de videoartistas que, precisamente, se han liberado de la tiranía del relato histórico, con sus pautas totalitarias. ¿Hasta qué punto ello ya está funcionando entre nosotros, tan atados como estamos a un cine narrativo que condiciona toda nuestra interpretación de la Historia convertida en “Realidad” y “Memoria” con mayúsculas?
En cuanto a las obras que aparecen de inicio en la recién inaugurada categoría de Videoarte, hemos partido de la información brindada en el excelente catálogo concebido por el Proyecto Circuito Líquido en el año 2012. Es decir, hemos “datificado” esa información, de manera que ahora es posible hipervincular lo que allí quedó registrado, con la otra información que ya está en la ENDAC, o que se incorporará con posterioridad, pues ya sabemos que la misma está en permanente construcción.
Pongamos un ejemplo concreto a partir de Pasatiempos del hombre nuevo (2010), de Duniesky Martín, excelente pieza donde el artista recurre a varias películas emblemáticas del ICAIC (Soy Cuba, Mella, Clandestinos, Las doce sillas, Alicia en el Pueblo de Maravillas, De cierta manera, Lucía, El joven rebelde, Patakín, y Madagascar), en las que el héroe o protagonista principal pasa a un segundo plano, gracias a un círculo rojo que se encarga de resaltar lo que está pasando más allá de lo que la ilusión de foco nos hace creer que es lo único importante que ocurre en la vida.
Ahora, gracias a la ENDAC, el espectador puede apreciar la pieza original (incrustada en la página desde Youtube), pero también seguir navegando en las más disímiles direcciones, toda vez que los hipervínculos asociados a cada una de esas películas los van adentrando en escenarios audiovisuales que el receptor inicial no conocía.
No por reiterado queremos dejar de insistir en el carácter potencialmente incompleto de la categoría. O sea, lo que aquí encontraremos es probable que no supere el cinco por ciento de la producción cubana de videoarte. Pero la ENDAC no pretende ser un texto cerrado, sino, todo lo contrario: quiere ser una plataforma abierta que funciona con la misma lógica de los “jardines digitales”, donde la filosofía wiki es lo que va estimulando lo colaborativo y la construcción de nuevas rutas de aprendizaje.