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Feminista… a mi manera

¿Por qué llamarse feminista es como una letra escarlata para algunas directoras de cine, guionistas; gestoras, productoras, artistas mujeres…?

¿Por qué temerle al feminismo y a declararse como tal públicamente?

Lee la  #Microhistoria de Thais.

Imagen: AmecoPress

Feminista… a mi manera

Por Thais Gaes

Cada vez que escucho a una mujer reconocida en su campo profesional negar enfáticamente que es feminista, me pregunto si tendrá noción de qué es el feminismo. Pongamos, por ejemplo una realizadora audiovisual, fotógrafa o una gestora.

Resulta grato escuchar sus historias de vida, sobre todo cuando señalan que se sienten plenas como mujeres en sus respectivas carreras. Celebro con orgullo sus éxitos en terrenos dominados exclusivamente por hombres, como lo es el cine, la fotografía y la gestión artística. Sin embargo, esa alegría pronto empieza a desvanecerse cuando acto seguido las mentadas aclaran, para que no quepa margen a dudas, que ellas no son feministas ni tienen nada en contra de los hombres.

Las feministas no somos enemigas de los hombres -aclaro que hay hombres feministas-. No nos creemos superiores ni inferiores. Tampoco somos iguales por obvias razones biológicas, además de culturales, sociales, entre otras.

El feminismo aboga por la igualdad entre los géneros, empero esto no significa que todxs tenemos que ser iguales, sino que podamos disfrutar de los mismos derechos indistintamente de nuestro sexo, género, identidad de género, orientación sexual.

Tampoco ser feminista te convierte en buena o mala persona. Los valores y principios de cada quien responden a otras causas, determinadas en primera instancia por la educación –crianza, instrucción, formación, familia, escuela, amigxs, trabajo, barrio, etc.

Me pregunto de dónde proviene tanto resquemor ¿Por qué temerle al feminismo y a declararse como tal públicamente?

El asunto se vuelve aún más candente en las propias paradojas de estas mujeres mencionadas al inicio, todavía más si son emprendedoras. He escuchado a varias narrar en detalle -incluso he sido testigo- cuánto sacrificio y esfuerzo les ha costado granjearse apoyos y gestionar recursos para sus proyectos. No obstante, son incapaces de reconocer que si están ahí es porque han tenido que luchar también contra incontables obstáculos debido al hecho de ser y asumirse como mujeres.

Algunas administran y/o lideran sus emprendimientos a cuenta y riesgo de sus bolsillos, abriéndose paso a duras penas entre trabas puestas expresamente a ellas. Todo eso sin dejar a un lado muchas la doble jornada laboral: profesional y doméstica. Otras intentan reducir inequidades en sus equipos de trabajo propiciando la paridad entre hombres y mujeres. Tratan de que exista la mayor equidad posible en cuanto al acceso de oportunidades educativas y profesionales para sus colegas.

Magineras en la Casa de las Américas. Asociación de Mujeres Comunicadoras, Magín Cuba. Imagen: IPS

Danae Diéguez, fundadora del proyecto Mirar desde la sospecha. Panel ¿Las mujeres filman diferente a los hombres?, Uneac, 2011. Imagen: IPS

La cineasta y feminista Marilyn Solaya dialoga sobre su filme Vestido de Novia. Seminario Luc Chessex en Cuba: miradas de género, organizado por C. Líquido

En público comparten su admiración hacia otras mujeres que les precedieron e inspiraron en sus vidas. Fueron sus profesoras, tutoras, sus paradigmas. En consonancia y continuidad con ese legado, ellas mismas son un ejemplo para sus sucesorxs.

Aun así llamarse feminista es como una letra escarlata* de la que rehúyen a toda costa, como si con ello cargaran con un peso de vergüenza sobre sus hombros. Ignoran que si hoy tienen derecho al voto, es porque un grupo de sufragistas mujeres lucharon en el pasado para poder elegir a quienes las representarían en el gobierno y en el parlamento. Ningún hombre tomó esa iniciativa.

Hasta donde la Historia nos recuerda: el divorcio, el aborto, la patria potestad de los hijos, la custodia, la titularidad de una propiedad, de una cuenta en el banco, ocupar cargos ejecutivos, etc… fueron batallas campales de años y siglos hasta que se convirtieron en derechos amparados y regulados jurídicamente. Nadie los regaló, tuvieron que lucharlos las mujeres.

Cada logro fue una contienda en sí mismo. Costaron vidas, humillaciones, cárcel, vejaciones, pérdidas, desalojos, juicios, violaciones.  El precio fue tan alto y el costo tan sangrante que lo menos que se puede hacer es defender esos derechos y protegerlos.

Lamentablemente se tiende a olvidar a esas mujeres que lucharon por lo que tenemos hoy. Se omite lo que hicieron en el pasado y el lugar que les corresponde como referentes en el presente. Es el legado trunco que hemos heredado y recibirán a su vez las generaciones futuras como sigamos negándonos a nosotras mismas, un relato cargado de prejuicios y rezagos misóginos.

La Historia de la Humanidad -que no la del hombre, como predomina en la bibliografía universal- es masculina porque ha sido contada mayormente por esta representación poblacional. Hay más héroes que heroínas porque a ellos les interesa legitimar a sus congéneres, ponerlos de valientes guerreros mientras que a las mujeres las colocan de sirvientas o enfermeras, de esposas o hijas, de amantes, putas o brujas, o son objetos de inspiración de las obras.

Hasta la religión los privilegia. A ellas por el contrario su sino les depara pecados y desgracias como a Lilith, Eva, Dalila, Maria Magdalena, Carmen, Juana de Arco, etc…

 

Imagen: AmecoPress

No olvidar que en este minuto en varios países de América Latina se penaliza a las mujeres por interrumpir el embarazo. Se les condena a años de cárcel incluso si el aborto es involuntario. En esos casos el código penal es implacable. Sin embargo, al momento de solicitar la licencia de cuidado postnatal las leyes son laxas para dirimir el tiempo que le correspondería a cada progenitor equitativamente, en aras de que ambos puedan disfrutar de su maternidad y paternidad por igual.

El acceso a oportunidades profesionales dista a más kilómetros de nosotras que de ellos. Nos restriegan las cifras de directivas, pero seguimos estrellándonos contra el techo de cristal. Nadie dice que buena parte de esas mujeres implantan estilos de dirección masculinizados porque temen que no se les respete. Se construyen por consiguiente un personaje basado en el arquetipo falocéntrico de macho varón.

Portada ebook. Editado por Cubaposible

Intervención de la Dra. Norma Vasallo, Presidenta Cádetra de la Mujer UH en el Panel Mujeres en el cine organizado por la Casa del Festival de Cine de La Habana como antesala al Laboratorio Escritura audiovisual para mujeres guionistas organizado por C. Líquido

 

 

 

 

 

 

 

 

Me consta en carne propia que es difícil romper con siglos de enseñanza heteronormativa. Que nos lo digan a nosotrxs que lo sufrimos a diario batiéndonos con oponentes, aunque cabría decir opositorxs, de todo laya, y a veces entre nosotrxs mismxs.

 

Anna Serner. Imagen: Marie-ThérèseKarlberg, Instituto del Cine de Suecia, El diario.es

Hace unos meses asistí al panel Mujeres en el cine en la Casa del Festival, en La Habana. La mesa estuvo conformada por mujeres de varios perfiles: dirección, dirección de arte, guion, actuación, producción. Cuando se abordó el tema de las inequidades, una de ellas ilustró la situación positiva de las cineastas en Suecia dada las facilidades que tienen para la producción de sus metrajes, concluyendo que: “las suecas tienen suerte de poder hacer sus películas”.

Como bien dice una sabia amiga: las suecas no tienen suerte, tienen políticas audiovisuales. No debemos confundir suerte con derechos ni con legislaciones.

¿Por qué tienen que sentirse privilegiadas por dedicarse a una carrera en la que a sus pares masculinos no les ponen trabas por ser hombres? Encima de todos los obstáculos con los que tienen que lidiar: financieros, jurídicos, logísticos, políticos, existenciales…también tienen que enfrentar el sexismo.

Conozco a varias realizadoras que a pesar de afirmar rotundamente no ser feministas, – una sola de las participantes en el panel lo era, por cierto- curiosamente sus historias fílmicas tratan más de mujeres subversivas que tradicionales.

Nadie les quita razón porque detesten “las etiquetas, tampoco les gusta que le pongan calificativos de género a su obra. Pero por favor, limítense a hablar de feminismo como si fuera un crimen, una palabra sacrílega, tanto más si ignoran su significado.

El feminismo ha ganado derechos que por siglos fueron restringidos. Ha ofrecido -continúa haciéndolo- alternativas, caminos, sueños y esperanzas que antaño fueron vedados para una parte importante de la población mundial. En este instante, mientras escribo, se investigan las causas de un presunto feminicidio de Leydi Laura García Lugo, de 21 años en Villa Clara. Mientras estamos a la espera de una ley que tipifique la violencia de género en el país, continuamos soportando el acoso callejero. Aprendí de feministas que no tengo que responder ningún piropo, no tengo que darle gracias a ningún acosador que se cree que me está elogiando.

Meme feminista

Defiendo el feminismo porque es mi elección de vida. Lo hago a mi manera como todos los que creen y luchan por sus convicciones. No se me ocurriría presionar a nadie para que sea algo porque entiendo que esa decisión debe partir de la propia persona.

Pero ya va siendo hora de empezar a reeducarnos, desaprender y aprender. Que es un proceso de crecimiento e interiorización no exento de turbulencias, lo es, más necesario para lograr un pensamiento pluridiverso e inclusivo que igualmente es feminista.

 

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Magela-Romero-Almodovar

 

Recursos Prácticos para violencias cotidianas

Con la colaboración de Magela Romero

  • No etiquetes sobre la base del desconocimiento. Estudia sobre Feminismo, de modo que puedas comprender la importancia histórica de este movimiento político e ideología en el establecimiento de sociedades más justas.
  • Consulta datos relativos a la participación de las mujeres en la industria cinematográfica y descubre a través de estos, la poca participación y protagonismo que aún tienen las mujeres en campos como el guion, la dirección, la producción o juntas directivas, a pesar de la feminización de los estudios relacionados con el audiovisual.

 

*La letra escarlata, novela del escritor estadounidense Nathaniel Hawthorne. Su protagonista, una joven madre soltera, fue condenada a vivir en la periferia de la localidad donde residía; además de ser castigada a llevar de por vida una letra A escarlata en su pecho como símbolo y recuerdo de su pecado, por el cual sufrió escarnio.
Este post expresa el punto de vista de su autora.
Texto escrito especialmente para la sección #MicrohistoriaMujeres. Se prohíbe su reproducción en cualquier medio o formato sin la autorización expresa de la autora y Circuito Líquido.
© Imagénes sus autorxs

 

 

“Ser feminista no es solo cosa de mujeres”. Descarga PDF y disfruta la lectura de Todos deberíamos ser feministas, de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi; un texto con el que conectarás desde la primera línea

 

 

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Me planto. El cerco sobre el aborto

 

Mujer al timón

 

 

Mis años felices

 

Me planto. El cerco sobre el aborto

Me planto. El cerco sobre el aborto

Por Thais Gaes

El aborto, practicado en Cuba desde antes de 1959 y establecido como derecho legal y asistido dentro de los servicios médicos gratuitos a partir de 1965, podría empezar a verse cercado por el insólito auge de grupos religiosos fundamentalistas en un estado laico.

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Marta de la C Pérez, Planificación Familiar, foto concursante 2ª. edición Premio Fotografía Feminista

“Si en los albores del siglo XXI, la Revista de la Modern Language Association of America (MLA) invitaba a reflexionar sobre el estado de la teoría feminista, debe ser porque hay un problema” [1]. Corría el año 2006, apenas comenzaba el tercer milenio, cuando la publicación norteamericana convocó a este llamado. Doce años han transcurridos y las noticias no son nada halagüeñas para los movimientos feministas en el mundo. El asunto, desde entonces, se ha duplicado, como mínimo, no digamos ya para las feministas, sino para las mujeres todas. Por otro lado, “el problema” ha estado transformándose en “los problemas”.

Recientemente el senado argentino rechazó la aprobación de la Ley de aborto en ese país. Por estrecho margen, aunque suficiente para dejar a la nación más poblada del continente con una ley que data de 1921 referente a la interrupción del embarazo.

La concepción no deseada es ahora mismo un tema candente  tanto en las calles como en las agendas políticas de varios países de América Latina. En Brasil y Chile grupos conservadores están presionando para que retorne la penalización del aborto sin importar motivos. No fue hasta el pasado año, luego de campales y prolongadas batallas, que se aprobó en Chile por tres causales.

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Una mujer que lleva un pañuelo con un útero bordado participa en una marcha a favor de un proyecto de ley respaldado por la presidenta Michelle Bachelet, para legalizar abortos solamente en tres situaciones específicas. Crédito Esteban Felix/Associated Press

Me llama fastidiosamente la atención los grupos denominados Pro vida. No es por la vida de las mujeres gestantes que elevan sus clamores. Se indignan porque una mujer desee interrumpir un embarazo no deseado, sin embargo, sus conciencias permanecen tranquilas a sabiendas de que muchas mujeres tienen que someterse a abortos inseguros, clandestinos, lo mismo en pésimas condiciones de sanidad que practicados por personas no facultadas para ello.

A tal punto soslayan la existencia de derechos sexuales y reproductivos: decisión libre, consciente y voluntaria de las parejas y/o mujeres para determinar número de hijos y espaciamiento entre ellos; planificación familiar que no se circunscribe solo a las mujeres. El derecho a informarse, el acceso a servicios médicos gratuitos, a usar anticonceptivos. El compromiso global de gobiernos y sus respectivas carteras gubernamentales de garantizar la disponibilidad de métodos anticonceptivos. De igual modo, proveer una educación sexual responsable mediante programas, campañas, planes de enseñanza, etc… a nivel nacional.

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Protestas a favor y en contra de la despenalización del aborto en Argentina. Credito Damián Dopacio/Agence France-Presse — Getty Images

Las argentinas exigen el derecho al aborto legal y seguro. Empero los Pro vidas obvian el hecho de que estos embarazos puedan ser producto de una violación, de engaños; los riesgos que pueden entrañar para la vida de la madre o el feto, malformaciones congénitas, daños biológicos, psicológicos, afectivos.

El 8% de las muertes maternas a nivel mundial se deben a abortos inseguros.

Al menos 22 800 mujeres mueren cada año debido a complicaciones durante estos procederes.

Mucha gente dirá que, qué me importa a mí esto, si en Cuba es legal y asistido desde el siglo pasado por el Ministerio de Salud Pública. Resulta que en las últimas semanas el matrimonio igualitario, y ahora el aborto, levantan ronchas. El conflicto sale a relucir en medio de una coyuntura única que vive la nación en estos meses: la discusión del proyecto de Constitución de la República de Cuba, que entrará en vigor en 2019.

Lo del matrimonio igualitario molesta sobremanera, y ni siquiera está en la carta magna vigente. Espero, como muchos cubanos y cubanas, lo incorporen al proyecto de constitución que empezó a discutirse por estos días. Continuar ignorándolo sería aferrarse a la era de piedra.

La unión conyugal de parejas no heterosexuales es una conquista aún por alcanzar, en cambio, el aborto en Cuba no es ninguna novedad. Desde 1936 se despenalizó bajo determinadas circunstancias, y a partir de 1965  se realiza en centros hospitalarios por personal facultado para ello, con las debidas condiciones higiénicas sanitarias.

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Cartel difundido por grupos religiosos

Si semanas atrás emergió un conflicto en las redes sociales debido a la propalación de una carta infausta y un cartel aparecido en varios lugares públicos que apelaba a la “familia original”, opuestos a familias no heteronormativas y con ello al reconocimiento de los deberes y derechos que les correspondería como núcleos reconocidos constitucionalmente; si hubo que hacerle frente al fundamentalismo de algunos grupos religiosos, compartiendo y pegando a su vez un cartel con el diseño de distintos tipos de familias, es porque lo que dábamos por sentado no es infalible ni de lejos. Erramos al minimizar a estos grupos, pasándolos por alto e ignorando la influencia que creíamos no tenían. Nada más lejos de la realidad.

El aborto, y en su momento el matrimonio igualitario, no es y no serán logros exclusivos de un colectivo, no son para la Revolución, son para las generaciones presentes y futuras, son nuestros y sus derechos individuales, familiares, civiles, sociales. Nos competen a todxs los ciudadanxs por igual.

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Tomado del perfil de Facebook del diseñador cubano Roberto Ramos Mori

Ante ciertos hechos y temas que para mí son intocables, y el aborto es uno de ellos, no puedo ni quiero permanecer inerte. La concepción tiene lugar entre dos, pero la crianza de la descendencia muchas veces involucra a otros miembros de la familia, los que cuentan con ella, claro. El costo espiritual y material está muy lejos de ser barato, peor si eres madre o padre solterx.

La historia ha demostrado que las conquistas no siempre son perdurables, y sí muy vulnerables. Si la Constitución afirma que el socialismo es irrevocable, el aborto como derecho también. Mi cuerpo es mío y las decisiones concernientes a él las tomo yo. Si hablo del aborto lo hago sin ambages porque conozco y estoy consciente de los derechos que en esa materia me asisten, que no son ni más ni menos que mis derechos sexuales y reproductivos.

Planto bandera por ellos.

[1] “I am not a Feminist, But…”: How Feminism became the F-word, PMLA, 121, 5, octubre 2006, pp. 1735-1741. En “Yo no soy feminista, pero…Cómo feminismo se convirtió en la palabra impronunciable”. Denken Pensée Thought Mysl… E-zine de Pensamiento Cultural Europeo. Selección: Desiderio Navarro. Vol. 1, Nros. 1-25, febrero 2011-abril 2012, pp. 135-146.

 

+ de Thais Gaes

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Mis años felices

Mis años felices: recursos prácticos para violencias cotidianas

Mis años felices

Por Millenial journalist

Soy una periodista de 26 años, una joven normal de estos tiempos, bueno, eso creo yo, aunque no todos mis amigos y conocidos opinan lo mismo. Mi anormalidad radica no solo en el hecho de que vivo sola, sino, sobre todo en que disfruto y defiendo mi independencia con uñas y dientes.

Mi situación es temporal y se debe a simples circunstancias familiares: mis padres, por obligaciones laborales, llevan poco más de cuatro años fuera del país. Con el resto de mis parientes no tengo una mala relación, pero tampoco son precisamente los más unidos del mundo, además soy hija única y soltera, pero por suerte cuento con buenos amigos.

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En cuanto a mi soltería, muchos se preguntan lo típico: cómo es posible que una muchacha linda, inteligente, buena, no tenga novio. Primeramente, quisiera dejar claro que soy una absoluta defensora del amor, pero también pienso que el amor debe traer felicidad, no tensiones ni frustraciones. Esto último creo explicarlo mejor mediante ejemplos concretos:

Otras muchachas que conozco en la misma situación que yo, hijas de compañeros de mis padres, han aguantado, como decimos en buen cubano, villas y castillas a sus novios con tal de no quedarse solas. Error: para mí un novio jamás será el sustituto de mis padres ausentes. Son amores distintos.

 

La semana pasada me encontré con una amiga de la facultad, quien me habló de sus planes de ser madre el año próximo. Me sorprendí y quise saber más. La principal razón que me dio fue que su novio ya tiene 28 años. Ahí terminé la conversación y cambié de asunto. No veo por qué la edad del hombre deba representar una presión para la mujer con respecto a la maternidad. Al contrario, somos nosotras las que tenemos una edad límite, puesto que arriesgamos nuestra salud y es nuestro cuerpo el que sufre. Ellos, mientras conserven su virilidad, pueden procrear. Charles Chaplin concibió a Geraldine a los 80 años.

Como estos, tengo disímiles ejemplos en mente, pero no quisiera mencionar solo los negativos, pues ya dije que creo totalmente en el amor. Otra amiga de la facultad, a quien conozco desde la infancia, lleva poco más de dos años casada con un muchacho de nuestra edad. En el momento de la boda, no llevaban ni un año juntos. Afortunadamente, todo va bien hasta ahora. Son tal para cual en cuanto a gustos. Salen de noche, comparten con los amigos, bucean, andan juntos en bicicleta, continúan disfrutando de su juventud. Yo soy amante de la fotografía, al igual que ellos dos, y me resulta adorable ver en las redes sociales las excelentes fotos que se hacen uno al otro, sobre todo ahora que viven en una hermosa ciudad europea. Más que un matrimonio, parecen aún un noviazgo. Esos dos seres, son la prueba de que casarse no tiene por qué ser sinónimo de envejecer 10 años en un día.

La diseñadora Gabrielle Chanel dijo que el lujo tiene que ser cómodo, de lo contrario, no es lujo. Algo similar sucede con el amor: una vez que comienza a traer más tristezas que alegrías, es mejor dejarlo ir. La francesa conocida como Coco Chanel fue la primera mujer del mundo en llevar pantalones. Siempre me inspiran esas personas que revolucionan el mundo y dejan su huella en la historia. Me pregunto si lograré revolucionar nuestra sociedad que, en mi opinión, todavía tiene mucho que aprender de otras más avanzadas en pensamiento.

Desde niña he tenido el privilegio de viajar y conocer otras culturas. Cuando converso con amigos, principalmente europeos, me dicen que, para ellos, lo normal a nuestra edad es vivir solo y siendo mayores que yo, es normal ser soltero y no pensar ni remotamente en hijos. Aquí en Cuba, sin embargo, la europea soy yo. Así me llaman algunos debido a mis gustos y forma de ver la vida.

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Volviendo al amor, solo he sufrido decepciones con los hombres, pero eso no me hace desistir. Pienso que la felicidad debe comenzar por uno mismo y no construirse alrededor de otra persona, así que, mientras llega la persona adecuada, disfruto de otras cosas que me ofrece la vida, como mi preciada independencia y mi temporal privacidad, esa que muchos llaman egoísmo. Que yo vea mi soledad como un lujo, hace que otras me vean como una ermitaña; o como me dijo un amigo: una toronjita agridulce.

Pero lo que muchos quizás no valoran es que estar sola me ha enseñado a aprovechar el tiempo. He progresado profesionalmente, he logrado otros intereses y, lo más importante, he madurado como nunca imaginé. Al principio todos se preguntaban cómo una niña mimada, que lo ha tenido todo en la vida, que no sabía ni freír un huevo, podría sobrevivir en esta situación. Casi cinco años después, todos elogian cómo la niña mimada se ha hecho mujer.

Sé que cuando encuentre a la persona adecuada, porque estoy segura  que la encontraré, recordaré esta temporal soledad como mis años felices.

Magela-Romero-Almodovar

 

Recursos prácticos para violencias cotidianas

Con la colaboración de Magela Romero

  • No permitas que te juzguen, vivir sola no es problema
  • La soledad es una elección, la soledad no es física
  • Decide por tu vida y no dejes que los juicios, las críticas de otros  te impulsen a tomar decisiones apresuradas que traigan malestar a tu vida
  • Tenemos el derecho de decidir sobre nuestras relaciones amorosas y esperar a que la persona adecuada se presente en nuestras vidas
  • No elegir por el qué dirán, las que tenemos que decir sobre nuestra existencia y alternativas de vida somos nosotras mismas
  • Disfrutar la soledad, haced cosas que te resulten placenteras sin presión de tiempos, de espacios, de lógicas de pareja… hasta que lo decidas…
©Ilustraciones Idalia Candelas.
A esta ilustradora mexicana le gusta “mostrar mujeres que conviven en soledad, pero no sufren. No están deprimidas ni lloran. Más bien se sienten seguras, exaltando el sentido de disfrutar de la compañía de sí mismas.”

 

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+ Microhistoria

¡Voy a leer Mujer al timón!

Mujer al timón. Recursos prácticos para violencias cotidianas

Con Mujer al timón, de Thais Gaes, iniciamos una nueva sección para promover las voces de las mujeres que sufren expresiones de maltrato sexista.

Cuéntame + de violencias cotidianas

Con este espacio queremos contribuir a visibilizar, tipificar y sensibilizar acerca de estas formas de violencia cotidiana que sufren las mujeres en diversos ámbitos (por ejemplo, espacios sociales, universitarios, artísticos, familiar, en su relaciones de pareja…). En otras palabras, que estés alerta frente a estas maniobras sutiles (expresiones de control) por parte del patriarcado, que por lo general suelen estar invisibilizadas. También te ofreceremos recursos prácticos para el cambio.

¿A qué nos referimos con violencias cotidianas?

Según D. Luis Bonino, se refiere a la “multiplicidad de prácticas que los varones realizan en lo cotidiano y que sin ser muy notables, violentan y minan, insidiosa y reiteradamente la autonomía, la dignidad y el equilibrio psíquico de las mujeres.”

Tú también puedes ayudar a denunciar estas prácticas sexistas, que son manifestaciones cotidianas de la violencia de género. Compartiendo tu microhistoria con la comunidad de Circuito (máximo 1 cuartilla), la que puedes enviar a esta dirección reglabarrios@infomed.sld.cu.

 

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Por: Thais Gaes

 

 

Recuerdo cuando empecé las clases teóricas en la Escuela de Automovilismo, un día el instructor que nos asignaron nos dictaba una lista de prohibiciones para los conductores mientras manejan. Decía el profesor: “prohibido tener conversaciones que distraigan la atención del conductor de la vía”. En ese punto, él se detuvo para ilustrarnos a los alumnos con el siguiente ejemplo:

“Ustedes saben que a veces las mujeres cuando van con los maridos en el carro- él dio por sentado que siempre el marido maneja y la mujer está a su lado – empiezan a descargarles*: que si hace falta comprar tal cosa para la casa, que si necesito dinero para lo otro, que si no tengo no sé qué, y así le dan una muela**… y eso desconcentra a cualquier conductor”, concluyó.

Una estudiante enseguida le refutó, por si a él se le olvidaba o nunca lo había presenciado, que los choferes de autos particulares de alquiler -boteros, como se les conoce popularmente en la capital- y también de ómnibus, en muchísimas ocasiones eran quienes iniciaban una conversación, o más bien un interrogatorio con las pasajeras durante el trayecto de su ruta.

Un policía no haría tantas preguntas como las que le he escuchado a los boteros habaneros: ¿cómo te llamas?, ¿estudias o trabajas?, ¿qué edad tienes?, ¿estás casada? ¿tienes novio, marido, hijos? ¿vives o trabajas cerca de donde te bajas? ¿por qué no me das tu número para dar una vuelta un día? O apunta el mío ¿cómo nos podemos volver a ver? ¿eres de aquí de La Habana?, etc…

Esa clase sería la primera muestra de un largo historial de violencia vial. Lo peor comienza cuando apruebas el examen práctico y obtienes la licencia de conducción. Ya eres conductora profesional y sales a manejar sola, sin ningún profesor o chofer(a) experimentado(a) sentado(a) a tu lado para guiarte. Ahí es cuando se inicia la batalla campal: la lucha feminista sobre ruedas y motor.

Los choferes, principalmente de ómnibus, boteros y camioneros, se creen con más derecho sobre la vía que el resto de los conductores. Si eres mujer, tu derecho vial está en una escala incluso por debajo de ese resto. A la violencia verbal sufrida como peatón o peatona le sumas la violencia en el tránsito. En cuanto un conductor advierte a una mujer al timón, lo mismo te dicen “que aprendas a manejar”, a “que le devuelvas la licencia al policía que te la regaló”, o “que le digas a tu marido que no te preste más el carro”, o “a tu papá que no te deje el auto porque se lo vas a chocar”. Como si una no pudiera ser la propietaria del auto, como si fueran ellos los únicos con derecho a ser dueños de un medio de transporte.

Conversando sobre este tema con un amigo que maneja desde hace décadas, este me dijo un día que tenía amigas que llevaban años manejando y todavía se sentían inseguras con su propio carro. Les daba miedo ir por 5ta Avenida, por ejemplo, una vía rápida del municipio Playa, porque tenían que mantener una velocidad sostenida mayor de 60km/h. Eso para ellas implicaba mucha tensión y era difícil, por eso preferían manejar por avenidas alternativas.

Realmente no entiendo cuál es la tensión. Para mí es más fácil ir rápido a una velocidad sostenida, que conducir por entre calles en las que tengo que estar frenando y sorteando baches todo el tiempo, pero en fin.., cada quien con sus cosas. También me decía mi amigo, siguiendo con la línea de sus argumentos machistas, que las mujeres conductoras eran más inseguras a la hora de tomar decisiones, y los hombres, por el contrario, actuaban más rápido en esos instantes cruciales.

Hasta este minuto desconozco si algún instrumento o estadística respalda semejante aseveración. Que numéricamente haya más hombres que se tomen menos tiempo para reaccionar responde a un motivo proporcional que contabiliza más conductores que conductoras en el país. Por tal razón, los hombres con o sin licencia que conducen sufren más accidentes que sus pares femeninas. De esto último sí se registran estadísticas, que por cierto, ascienden cada año lamentablemente.

Tal vez me arriesgo a abordar el tema desde mi subjetividad. Empero estoy convencida de que si las mujeres respetan más la Ley del Tránsito y/o cometen menos infracciones tiene que ver con la misma educación que han recibido indistintamente niños y niñas, sin importar que hayan sido procreados por los mismos progenitores y educados en un hogar común. Como a las niñas se les enseña que tienen que ser obedientes y recatadas; y a los niños arrojados y valientes, de ahí que la educación familiar, escolar, social, etc… predetermine cada decisión y actitud de nuestras vidas inevitablemente.

Las mujeres tienden a ser más prudentes porque la sumisión es un requisito prácticamente sine qua non para una mujer decente y de su casa, según los tabués de una sociedad patriarcal y heteronormativa. Razón de sobra para ser más propensas al sometimiento de normas y hombres, y de paso a que las violenten.

Un día mientras una amiga esperaba a que el semáforo cambiara para luz verde, pasa un individuo y le impele desde la acera: ¿pero a las niñas las dejan manejar ahora? Si mi amiga hubiera sido una niña a la sazón, no le hubieran dado la licencia, para empezar. Ella era mayor de edad desde hace años, y había pasado los exámenes pertinentes para obtenerla como exige la ley.

Mas, suponiendo que manejara sin licencia, si hubiese sido un varón y no una muchacha, porque es una mujer joven -parece que para colmo aquel sujeto tenía problemas de visión y con todo se atrevió a cuestionarla-, estoy convencida de que ni una palabra hubiese salido de su boca, o al menos se lo hubiera pensado seriamente para dirigirse en esa forma a un hombre por muy joven o niño que pareciera.

Para ir cerrando el asunto, lo último es que varios conocidos me han dejado saber que cuando vaya a manejar les avise, para no salir a la calle y evitar ser víctimas o testigos de un accidente provocado por mí. Si por casualidad alguno de estos susodichos se queda botado, se les poncha una goma (neumático), se les apaga el carro, se les gasta la batería porque olvidaron apagar la reproductora o las luces, … cualquier fallo que a un hombre se le perdona, pero en una mujer conductora es un pecado capital, porque a ellos no les sucede casi nunca o rara vez, pero a nosotras como somos mujeres nos tiene que pasar; si por ironía de la vida, algunos de mis conocidos se ve en una situación como las anteriores y estoy cerca para socorrerlos, imagino que no les quedará más remedio que aceptar mi ayuda, el auxilio de una conductora novel, una niña al timón; entonces sí, es mejor para ellos que se guarden en sus casas.

 

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Magela-Romero-Almodovar

 

Recursos prácticos para violencias cotidianas
Con la colaboración de Magela Romero

 

  • Ninguna ley cubana prohíbe que las mujeres obtengan licencia de conducción
  • Explica a tus familiares y seres cercanos que las mujeres tienen tanta necesidad de una licencia de conducción como los hombres
  • Las hijas al igual que los hijos, merecen que entre los entrenamientos tempranos que se ofrecen en la familia esté la conducción, asimismo ellas tienen que tenerse presente a la hora de concebir testamentos y herencias relacionadas con vehículos familiares
  • Si matriculas un curso de automovilismo y eres víctima de chistes, burlas, críticas machistas que se sustenten en presupuestos como “las mujeres son muy malas choferes”, debes saber que son solo mitos, y que los índices de accidentalidad de mujeres choferes son mucho más bajos que los de los hombres; esto responde no solo a que manejan menos, sino a que son más precavidas y respetan más las leyes del tránsito