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30 Edición. AVAV en directo, en vivo!

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Deja-vu. Vintessete, Veruska Girio. ©Todas las imágenes de Nino Andrés. Cortesía AVAV

Con la entrevista a Veruska Girio, artista y curadora de AVAV, cerramos el dossier dedicado a la 12ma. Bienal de La Habana. Durante un mes desarrollamos este proyecto de difusión artística, un breve mapeo, que bajo el formato de anuncios y entrevistas tenía como propósito presentarles el trabajo de espacios y publicaciones independientes, proyectos pedagógicos gestionados por artistas y programas de mediación artística.

Esperamos lo hayas encontrado interesante. Volveremos sobre estos y otros temas que de seguro también te resultan atractivos. Y por supuesto, ¡te mantendremos actualizad@ sobre nuestros próximos talleres!

 

 AVAV una experiencia en vivo

Por Denise Ferreiro

 

 

Denise Ferreiro (DF): Cuéntame un poco sobre el surgimiento de AVAV.  

Veruska Girio (VG): Es una muestra dirigida a artistas visuales, sonoros, performers, creadores e investigadores audiovisuales, concebida a partir de la manipulación de imagen y sonido en tiempo real, en directo, en vivo, como se dice aquí; es como una especie de cine hecho en vivo. Surgió  con la intención de traer esa emoción a tiempo real. Los artistas transmiten en vivo todo lo que van sintiendo.

DF: ¿Por qué en vivo?

VG: Porque creo que es más real para nosotros. Sentimos que hay falta de una producción en vivo. Hoy todos tienen su laboratorio, su atelier, y trabajan  alejados del público, cuya presencia es muy importante.

DF: ¿Cómo se definen?  

VG: Como una muestra mensual que dura alrededor de tres horas. Se realiza una vez al mes, siempre en la noche y en la ciudad de São Paulo, aunque también tuvimos una edición en París y ahora estamos presentando la número 30 en La Habana. La muestra contribuye a fortalecer los circuitos de artistas que están en sintonía con esta otra forma de crear.  Hasta ahora se han presentado doscientos artistas, de los cuales traemos algunos a la Bienal de la Habana.

DF: ¿Han trabajado con artistas de Cuba?

VG: No, de Brasil todos. Ellos nos presentan sus proyectos, los reviso y decido cuáles se van a presentar.

DF: ¿Desde cuándo están haciendo este tipo de trabajo?

VG: Desde el 2012.

DF: ¿En qué escenarios hacen sus presentaciones?

VG: Depende de la obra. Aquí queríamos presentarnos en la calle, en una esquina, proyectar sobre los edificios, pero no teníamos como traer la infraestructura necesaria para esto.

DF: ¿Cómo ha sido la experiencia en la Bienal de La Habana?

VG: Increíble. ¡Es muy selecta! El público es muy curioso, inteligente; tenemos muchas anécdotas ¡todo a morir! (risas)

DF: ¿Por qué escogen un tipo de expresión como el performance dentro del audiovisual?

VG: Para tener esa energía del público en vivo. Hoy en día todo es muy frío y distante, hay una architecnología presente. Para mí lo principal es el público y no la experiencia en el interior de esos atelieres sin contacto, sin intercambio, porque sin intercambio no hay obra.

Nosotros hacemos hoy un trabajo cuyo resultado mañana puede ser completamente diferente porque cada presentación es en cierto modo única ¿no?, y es así porque es en vivo.

Queremos tener la energía del público en vivo.

DF: Muchas gracias.

VG: Muito obrigada. (risas)

 

Sobre AVAV:
Audiovisual aovivo, aquí-ahora. Boletín Ojeada, 12ma. Bienal Habana
AVAV & Epicentro Cultural

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Una propuesta extraña para la Bienal. Entrevista a Pablo Brugnolis, editor de SPAM_arq. Publicaciones independientes.

Publicaciones independientes en 12ma. Bienal de La Habana

Pablo-Brugnolis

Pablo Brugnolis. Foto cortesía de Darío G. Sánchez

La cuarta semana de mayo la dedicamos a las publicaciones independientes. Conversamos con Pablo Brugnolis, arquitecto y editor de SPAM_arq acerca de su atípica propuesta para la 12ma. Bienal de La Habana.

SPAM_arq es una plataforma que apuesta por prácticas colaborativas, mantiene una linea editorial flexible con e
special atención a los temas de arquitectura, sociedad, arte y sus relaciones con la política.

Una propuesta extraña para la Bienal

Por Yaíma Guilarte Hernández

¿Por qué seguir haciendo bienales? ¿Por qué viajar? ¿Por qué vernos las caras? ¿Por qué tanto esfuerzo? ¿Por qué Cuba?, mientras el chileno Pablo Brugnolis lanza estas interrogantes, parecen invertirse los roles de entrevistado a entrevistador. Inmediatamente este arquitecto, artista, editor y activista político se autorresponde: Porque nos tenemos que encontrar, consolidar lazos. Aquí han surgido muchos proyectos, ideas y amigos nuevos. En lo particular, más que una red europea, me interesa consolidar el trabajo con una red americana. Creo que la mayoría vino a explorar, no a imponer nada; creo que todos vinimos a gatillar. Brugnolis es el artífice de SPAM_arq, una revista independiente editada en Santiago de Chile, que pretende tornarse herramienta de exploración y ensayo de las nuevas condiciones que configuran la ciudad actual.

Yaíma Guilarte (YG): ¿Pudiese ahondar sobre la política editorial de SPAM_arq?

Pablo Brugnolis (PB): La revista es una plataforma de colaboración gratuita donde invitamos autores a presentar ensayos, tanto textuales como visuales. Trata de arquitectura, sociedad, arte y sus relaciones con la política. Nos interesa generar diálogos y encuentros entre los que ahí publicamos. Es una suerte de acontecimiento. El público meta es pequeño, principalmente profesionales jóvenes, estudiantes de arquitectura y de las escuelas de arte. Es un poco como un material de culto, hay que buscarlo. Ahora estoy terminando de armar un gran repositorio web para que estén todos los artículos en línea, en formato PDF y se puedan descargar. Son ensayos raros, tampoco es una línea editorial permanente, va cambiando. Pretende ser una herramienta muy subjetiva, la materialización de ciertas derivas, reflexiones. Se activa y desactiva cuando tenga que hacerlo.

YG: ¿No posee entonces una frecuencia preestablecida?

PB: Al menos un número al año. Por lo tanto, la invitación a la Duodécima Bienal de La Habana era rara, pero se dio como una muy buena oportunidad de reactivar y reencontrarse con algunos amigos, y conocer otros nuevos. La revista no es lo único, hay trabajos expositivos.

YG: ¿En qué consiste su propuesta para la Bienal?

PB: Es un trabajo de investigación sobre la Bienal misma. Vamos a hacer una publicación que sea una mirada autoral sobre el evento. Esta ha sido una invitación extraña, atípica, porque proyectaremos algo: que la Bienal no termine acá, sino siga y pueda dialogar con los artistas para que los trabajos se materialicen en la revista. La publicación no es periodística, ni descriptiva, sino crítica, ensayística y adquiere carácter de obra. La intención es convertirla en una pieza más. No será un número panorámico, ni pretende ser objetivo con todo.

YG: ¿Han realizado antes este tipo de coberturas?

PB: Es primera vez. Hemos realizado otras colaboraciones extrañas o distintas, por ejemplo, con una revista de Barcelona que se llama Roulette. Ellos hicieron una mirada sobre América y nosotros sobre Europa. Luego cruzamos y armamos un solo número.

YG: Ya comentaba que SPAM_arq es una iniciativa sin fines de lucro, pero ¿es sustentable? ¿sostenible?¿cuál es su modelo de gestión?

PB: Como no hay un interés de tener una presencia permanente, sino que la revista aparezca cuando se generan este tipo de encuentros, esta suerte de sinapsis, tampoco hay una presión de buscar fondos permanentes. La idea es mantener un trabajo activo, constante y para ello hemos postulado a diversos fondos: universitarios, de institutos culturales de países extranjeros como España que nos ayudó mucho durante un tiempo, el propio gobierno de Chile, en fin, son irregulares.

YG: ¿Conoce alguna publicación cubana similar?

PB: No dudo que existan, pero no conozco publicaciones cubanas que estén en esa lógica. Me gustaría.

YG: ¿No estaría interesado en establecer vínculos?

PB: Para eso vine.

YG: ¿Qué opinión le merecen las intervenciones en lugares públicos?

PB: En Cuba hay una reflexión inevitable sobre el espacio público, su disputa y control. Está presente en artistas que se encuentran en la Bienal y en otros que no, no puedo dejar de mencionar a Tania Bruguera. No creo que sea una protagonista, pero es parte de un grupo que ha hecho presencia. Aquí hay un tema en cuestión del espacio público que es muy político y ha estado velado, digamos, por la metáfora o las pequeñas estrategias; pero permanentemente lo que está en juego es el uso de ese espacio público ¿De quién es? ¿A quién pertenece? ¿A todos? ¿Quién lo controla? Son interrogantes que surgen en casi todos los países con la privatización. Cuando no hay control del espacio público, puede tomarlo el narcotráfico o las mafias, eso le otorga una densidad inaccesible.

Yo jamás había caminado con tanta libertad y despreocupación en una ciudad de noche. A pesar de la oscuridad o la pobreza que he visto en La Habana Vieja, eso no lo haría en ninguna otra ciudad del mundo. Es un lado positivo: hay una disponibilidad del espacio, pero siempre hay un control, que es más político. Siempre hay una disputa y esta Bienal la pone en escena.

YG: La transdisciplinareidad ha generado debates y polémicas, sobre todo en los espectadores no tan versados en las nuevas tendencias visuales, en cuanto a qué entra en la categoría de “obra de arte”…

PB: Sí, me parece muy interesante, creo que es lo más contemporáneo. Borrar los límites de las disciplinas y comenzar a ser pensadores, a reflexionar abiertamente. En ese sentido creo que Joaquín Fargas de Argentina es un tremendo* porque es ingeniero, pero también, activista del arte. El tema es muy relevante: yo estudié Arquitectura, en algún minuto inicié mi trabajo como editor, he incursionado en el arte, ahora estoy participando en un movimiento joven político chileno, en fin, me interesa ese cruce, no estancarse en algo. Bruno Latour habla bastante de eso. Aquí hay personajes raros.

YG: ¿Lo que ha podido apreciar del evento se ajusta a lo enunciado en su línea curatorial?

PB: Pienso que La Bienal de La Habana es muy amplia, puedes encontrar de todo: desde lo más tradicional hasta lo experimental. Creo que sí hay un capítulo que cumple perfectamente -al menos con lo que se declara en los textos del catálogo- y son las obras que están en la esfera más contextual, de investigación, de pesquisa. Son esos artistas que están investigando y que vinieron acá y han levantado relatos, microrelatos y comenzaron a construir. Insisto, esta Bienal es muy de inicio de investigaciones. La pregunta es ¿por qué se optó por esto?…si fue por presupuesto o por ideas. Si no se pueden traer grandes obras, creo que hay una inteligencia al declarar que no es necesario hacerlo, podemos traer artistas que puedan activar ciertos procesos. Hay varios trabajos que están en esa línea, por ejemplo, el de Alonso & Craciun en Casablanca. Con la investigación que se hizo allí ha venido a levantar relatos y a instalar un índice, pero su trabajo seguirá elaborándose. Ellos van a colaborar conmigo para seguirlo.

Otra de esas pequeñas acciones que van gatillando repercusiones aún desconocidas es la propuesta de Francisca Benítez, quien trabaja en una comunidad de sordo mudos. El uso de los teatros abandonados también me parece muy interesante. La Habana se pone en escena, los artistas han buscado pequeñas estrategias para ubicar a La Habana como escenario, como espacio concreto, táctil. Lo de Amorales, por ejemplo, o lo de Anish Kapoor, en el fondo son obras muy pequeñas, son una indicación que lo que ponen en escena es el espacio o hacen tangible ese espacio pesado, denso que puede tener repercusiones. El abandono de ese espectáculo puede ser leído de diversas maneras. La interpretación es de cada uno. Me parece interesante como esta Bienal logra poner a La Habana en juego y nos hace pensar a la ciudad como espacio físico y materialización de lo que aquí ha ocurrido durante todos estos años.

*expresión equivalente para los cubanos a “es un bárbaro”, de lo bueno que es.

 

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Pedagogías críticas en la 12ma. Bienal de La Habana

Iniciamos la semana con una entrevista a Paulina Varas, investigadora en Arte Contemporáneo, quien junto al arquitecto José Llano, dirige CRAC Valparaíso. Para la 12ma. Bienal Habana CRAC desarrolló una intervención específica a medio camino entre un programa de aprendizaje colectivo y un proyecto de investigación sobre arte y arquitectura radical.

Según reconoce Paulina, “a CRAC Valparaíso le interesaba establecer un espacio de intercambio, de discusión y de debate donde se pudieran plasmar ideas desde distintas perspectivas, donde no hubiera una sola mirada para entender el espacio colectivo, común, ni   una ideología específica.”

Hacia una cartografía crítica de la ciudad: Manuales de ejercicios para la vida

Por Daniela Fernández

 

Daniela Fernández (DF): CRAC Valparaíso para la 12ma. Bienal de La Habana presentó el proyecto Manuales de ejercicios incorporados a la vida en La Fundación Alejo Carpentier. Conociendo las condiciones del espacio y el municipio que se focaliza en esta intervención, ¿qué pretensiones guarda este equipo en torno a la aplicación de sus concepciones y herramientas fundamentales de trabajo (la pedagogía crítica, la autogestión del conocimiento, los saberes colectivos, el conocimiento local, etc.) en el enclave geográfico seleccionado?

Paulina Varas (PV): Realmente la Fundación Alejo Carpentier no las sugirió porque nunca antes habíamos estado en La Habana. En principio se pensó que fuera en Casablanca, pero finalmente Margarita Sánchez, curadora encargada de la pre selección de Chile, nos informó que la Bienal había decidido que trabajáramos acá y me parecía interesante abordar también estar en un lugar de la Habana Vieja, que además hoy en día es una especie de laboratorio del turismo global. Fue importante porque siguiendo nuestros proyectos en Valparaíso, estábamos más enfocados en la ciudad, específicamente, en los procesos de patrimonialización y sus efectos en la vida de los ciudadanos. Por supuesto que estamos hablando de un modelo económico y social totalmente distinto, con sistemas culturales igual distintos (nuestro país es capitalista), pero de todas maneras era interesante desarrollar este proyecto en esta área de La Habana donde también hay una serie de problemáticas que los mismos ciudadanos van encontrando e identificando en relación a lo que implica la ciudad para el turista, la ciudad para el habitante y los procesos de patrimonialización, que si bien acá tienen un cariz totalmente social -más que otra cosa-, es lo que nosotros criticamos de nuestro país porque el patrimonio no es visto hacia las personas sino a los intereses privados. Acá es otra condición, pero resultaba interesante hacer esta especie de cartografía crítica sobre el territorio y constatar cómo es posible hablar del pasado pero también del futuro de la Habana Vieja.

De ahí que se fueran aparejando en el caso del mapa que se exhibe acá, cómo el lugar pensado como recuerdo es también posible activarlo con otro sentido para el futuro. Tenemos una anécdota interesante que explica por qué quedamos impactados cuando nos dijeron trabajaríamos en la Fundación Carpentier: en 1961 Allende fue invitado a La Habana cuando estaba preparando su tercera campaña para la presidencia -bueno realmente la cuarta-. Acá estaba Carpentier y también estaba Joris Ivens, un documentalista muy importante, padre del documentalismo contemporáneo. Allende lo conoció y le dijo: “tú tienes que ir a Chile, te invitamos para que tú vayas a hacer una película allá, y trabajes también con los estudiantes de cine porque el cine es una herramienta muy importante de desarrollo cultural”. Ivens le comenta esto a Carpentier y Alejo le dice que Valparaíso es una ciudad muy importante. Él incluso tiene un texto de cómo es la ciudad, la conformación de la geografía, del asentamiento urbano, todo lo que tiene que ver con las dinámicas sociales. Cuando Joris Ivens llega a Chile en el ’61 dice que quiere hacer una película sobre Valparaíso, y en resumen dice lo siguiente: ella es cómo lo que pasaría en las ciudades del mundo si el capitalismo se va, porque en Valparaíso en el siglo XIX hubo un boom económico por el puerto, luego cae en decadencia cuando se crea el Canal de Panamá; esa es la ciudad de Valparaíso que ve Ivens cuando llega. En la ciudad se sigue viviendo, por lo que muestra cómo la gente va rearmando, rearticulando las dinámicas sociales para que puedan seguir adelante.

En resumen, a nosotros nos interesa mucho el impacto de nuestro proyecto Manuales…, que está en un programa de trabajos más amplio After Ivens. Nos interesaba esta red de conexiones que tiene que ver con un pasado (los ‘60s) que para todos los países latinoamericanos habla de un momento específico de revolución, de liberación de los estados naciones, pero además tiene que ver con ese legado crítico: repensar el día de hoy y situarnos desde este territorio imaginado (La Habana) que comparte problemáticas con Valparaíso en relación a los procesos de patrimonialización.

DF: ¿Podrían referirse a la naturaleza de las estrategias que implementaron para llevar a cabo Manuales…? ¿Qué expectativas tuvo CRAC sobre la funcionalidad de las mismas en esta localidad habanera?

PV: La verdad que cuando nosotros usamos el término “manual” lo hicimos pensando en el siguiente sentido: si tuviéramos que hacer manuales de la ciudad ¿quiénes lo harían? Los arquitectos, los urbanistas, los historiadores, los académicos, universitarios. ¿Pero, quiénes deberían hacer esos manuales para vivir la ciudad, para entender y pensar críticamente la ciudad? Nosotros pensamos que los ciudadanos. Pero al margen de estas disciplinas – por supuesto que los arquitectos, urbanistas pueden colaborar también – me interesaba que pudieran además participar en esta experiencia de taller –ahora hay una sesión con niños – estudiantes de Arquitectura, de Historia del Arte, de Sociología, y personas de la tercera edad. Es decir, hacerlo más transdisciplinariamente. Es una dinámica bastante procesual, por lo que si bien la propuesta tiene ciertos objetivos iniciales, esta también pudiera ser modificada. Tenemos una anécdota de una vecina que nos trajo un boniatillo y nos explicó por qué lo había hecho: iba a recibir un dinero del extranjero y decidió celebrarlo con el grupo. Esto demuestra cómo se van mezclando ideas en Cuba producto del tan fuerte bloqueo estadounidense, pero a la vez estas dinámicas micro -o nano diría yo- generan procesos de colaboración e intercambio. El proyecto se iba enriqueciendo de dinámicas mucho más cotidianas pero que tienen un sentido muy importante cuando las articulamos de manera colectiva.

DF: Aquí retomo la segunda interrogante, ¿qué expectativas…?

PV: Lo que pasa es que en Valparaíso nosotros tenemos un programa de residencias para artistas, investigadores y activistas. Entonces el tema de las expectativas es bien particular porque en estos años lo que hemos hecho es la versión al revés: vienen artistas a trabajar con nosotros en Valparaíso y a veces vienen con una idea, preconciben situaciones de una manera tan perfecta que cuando las van a aplicar en ámbitos comunitarios, con gente que no utilizan el lenguaje del arte diariamente o que son ajenos a este, tienen que rearmar el lenguaje y hacerlo en conjunto nuevamente. Por ello a veces las expectativas bajan un poco. O sea, nosotros lo que queríamos era establecer un espacio de intercambio, de discusión y de debate donde se pudieran plasmar ideas desde distintas perspectivas, donde no hubiera una sola mirada para entender el espacio colectivo, común, ni una ideología específica. Y creo que eso sí se dio, pues si bien todos portamos nuestra propia ideología, fue posible establecer este fin. En ese sentido sí me siento contenta de las largas horas de conversación y de discusión que tuvimos, de la puesta en común de ideas y de sueños también. Tal vez lo único que me hubiera gustado haber viajado antes a La Habana para hacer este taller, pero ello conllevaba otra inversión de dinero, otra dinámica.

DF: Por último, ¿conocen de otros espacios autogestionados en La Habana que se acerquen a sus líneas y métodos de creación, o que tal vez dialoguen con sus propósitos artísticos?

PV: No, la verdad es que no. He estado muy poco informada de otros espacios independientes. En ese sentido, no conozco… bueno Circuito Líquido que lo conocí ahora, los proyectos de Tania Bruguera –que sí los conozco y me interesan -, más que nada creo que de iniciativas en la Bienal, por eso nos interesaba también participar en esta edición. Hay otras bienales en el mundo que se han acercado a esta idea, pero en realidad estamos alejados de las lógicas del mercado del arte. Aunque existen otros artistas con los que hemos trabajado anteriormente que se acercan a estas líneas, como un dúo de Uruguay que está en Casablanca, o la Curtiduría, un grupo de arquitectos de la Universidad de la Habana que están conformando un atlas en el Parque Trillo… en realidad no hemos tenido tiempo. Después que terminemos podremos hablar con la gente para informarnos. Me encantaría conocer…

 

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Mediación Artística en la 12ma. Bienal de La Habana

Esta semana la dedicamos a proyectos pedagógicos gestionados por artistasHasta donde hemos podido indagar, este tipo de prácticas no habían tenido un protagonismo en las Bienales de La Habana. Entre los proyectos presentes en la 12ma. Bienal, destaca el de Alicia Villarreal.

La artista chilena realizó dos ejercicios-talleres: Puntos de anclaje y Mapas de apreciación, donde la mediación artística constituyó un elemento esencial. Los ejercicios fueron concebidos  para estudiantes de Preuniversitarios que no estaban vinculad@s al ámbito artístico. En palabras de Alicia, eran jóvenes inquiet@s, dispuest@s a recibir desafíos. Días antes de su partida  tuvimos la suerte de conversar con ella  acerca de su proceso pedagógico. Compartimos con los amig@s del Circuito la entrevista realizada por Yenny Hernández.

 

No me interesa trabajar desde una institución porque lo que me motiva es esa zona de riesgo total, donde no tengo que responder nada, sino simplemente aventurarme a recoger esas experiencias. Es por eso que estoy muy contenta con los resultados que he obtenido en mis talleres.”

 

Desafíos y cintas de colores en la 12ma. Bienal de La Habana

Por Yenny Hernández

 

Yenny Hernández (YH): ¿Qué tipo de mediación usted ha desarrollado en sus proyectos? ¿De qué manera la ha puesto en práctica?

Alicia Villarreal (AV): Primero que todo, debo decir que he concebido dos talleres a desarrollar en esta Bienal. Uno se titula Puntos de Anclaje y el otro Mapas de apreciación. El primero lo planeé para llevarlo a cabo con la colección del Museo Nacional de Bellas Artes, en el Edificio de Arte Cubano. El segundo ha estado basado en la interacción con determinadas piezas emplazadas en La Habana, cerca del Museo, que forman parte de la 12ma. Bienal.

En cuanto a la pregunta que me haces, he estado trabajando con chic@s que no están vinculad@s directamente con el mundo del arte. Son jóvenes inquiet@s, dispuest@s a recibir desafíos. Y esa es la idea: que alguien que no está en vínculo con el arte pueda calar profundo también en las interpretaciones. Son muchach@s que tienen palabras precisas para decodificar una obra y ponen esa decodificación en circulación. Precisamente, el taller los ayuda a eso, porque se discute, se profundiza y se enfoca más en los posibles sentidos.

YH: Entonces, ¿podemos decir que en sus talleres se produce una retroalimentación de sentidos y conocimientos. Y de esa manera, usted articula y facilita el diálogo con ellos y con el arte, los deja a una libre interpretación…?

AV: Sí, yo provoco el diálogo desde diferentes puntos, los confronto. En realidad no les estoy enseñando nada, sino que los incito a producir un conocimiento sobre el arte, y en el fondo ese conocimiento es colectivo, surge de la propia experiencia, del intercambio mismo con las obras.

En el Museo Nacional de Bellas Artes hicimos un primer ejercicio que fue seleccionar obras que representaran a la ciudad. Finalmente se escogieron cuatro piezas de la colección. L@s chic@s trabajaron en grupo y arribaron a interpretaciones que se extienden desde lo más amplio hasta lo más sintético, al punto de llegar a solo frases o palabras precisas. De esas interpretaciones hicimos una selección de las que más se correspondían con el tema de la ciudad. Las elegidas fueron escritas en unas cintas de 10 metros de largo, las cuales fuimos después colocando en distintos lugares durante nuestro recorrido por el espacio citadino, para así dejar ver cómo interactuaba la frase con la ciudad de hoy. Esto se hizo con el objetivo de ver si la interpretación que ellos realizaron de una obra que representaba la ciudad de La Habana en alguna época, tenía algo que decir en la actualidad. Por eso este ejercicio-taller se llama Puntos de anclaje[i]. Es como ir a buscar en la memoria un lugar de referencia que le dé pistas al receptor para entender el presente; y desde esas frases entonces buscamos lugares que pudiesen tener relación con las interpretaciones.

En mis talleres he ido registrando todo ese proceso por medio de las fotografías. Como resultado, hice una selección de imágenes y la manera de hacer público dicho proceso fue a través de un afiche que se mostrara en puntos específicos de La Habana. Este afiche se completó acá en Cuba con las fotos de l@s chic@s trabajando, los títulos de las obras, los lugares. En el fondo, lo que se produjo fue un encuentro azaroso, de reflexión profunda y recorrido por la ciudad en la búsqueda de hechos: de una obra, de una interpretación, de un lugar.

Por otro lado, el recorrido concebido para el otro taller, titulado Mapas de Apreciación, fue a través de obras de la 12ma. Bienal emplazadas en La Habana Vieja. Este trabajo, aunque era mucho más amplio, fue más directo, porque quise establecer una cadena asociativa a partir del encuentro con la obra, con el artista, y que de eso surgiera una cantidad enorme de asociaciones posibles bajo cuatro canales: la memoria como la historia colectiva, el deseo como esperanza de lo anhelado, la semejanza como la metáfora y la biografía. Desde esos puntos de partida emergieron conceptos múltiples generados a partir de la obra. Esas palabras de definición se pusieron en las fichas y estas se exhibieron lo más cerca posible de las obras como una lectura muy abierta. De este modo quienes las vean no leerán una interpretación solamente sino que tendrán posibles entradas a la obra, todas muy distintas.

Se genera entonces una especie de pensamiento paralelo a la obra que queda ahí registrado en las fichas. Entonces, la persona que las lee y ve la pieza tiene la posibilidad de entrar por su propia interpretación y también a partir de lo que aparece escrito en las fichas.

YH: ¿Por qué ha seleccionado a jóvenes de preuniversitario para desarrollar sus talleres?

AV: Este ejercicio requiere de chic@s con cierta madurez que ya tengan herramientas como para crear conocimientos, pero al mismo tiempo con pensamientos nuevos, originales. Es una edad muy especial, son pre-universitarios, que es antes de entrar a una disciplina, antes de especializarse, pero también con ciertas herramientas reflexivas para nuclear un pensamiento propio.

Mi objetivo es que el arte les comunique algo a ell@s de forma absolutamente personal y particular. El arte se abre como un espacio en el que tienen que ir a buscar determinada información y siempre la hallarán, y además donde se van a encontrar con ell@s mism@s de alguna manera. Eso es hermoso, porque con esa experiencia ya van a quedar, en gran medida, interesad@s por el arte.

YH: Luego de todo el trayecto recorrido, ¿cómo ha sido su experiencia dentro de un contexto como el cubano y con est@s jóvenes?

AV: Creo que hay una cosa muy bonita que es la edad que tienen. Son muy lúdic@s, pero están muy atent@s a todo lo que pasa, son muy receptiv@s, al mismo tiempo piensan mucho y entonces es una interacción muy fluida, muy energética, muy interesante. Son abiert@s, seri@s en la reflexión y a la vez simpátic@s, y eso es extraordinario. Toman el desafío. Te dejan sorprender cuando se lo proponen.

YH: ¿Responde usted a políticas institucionales para llevar a cabo tales proyectos?

AV: No. Mi trabajo no intenta insertarse en las filas institucionales, sino que pretende instalarse como una reflexión en el ámbito artístico. La materia de obras es un intercambio, un diálogo, y el producto de ese diálogo es la obra. Poder generar un pensamiento es el quehacer como obra.

No me interesa trabajar desde una institución porque lo que me motiva es esa zona de riesgo total, donde no tengo que responder nada, sino simplemente aventurarme a recoger esas experiencias. Es por eso que estoy muy contenta con los resultados que he obtenido en mis talleres.

 

[i] Ejercicio realizado con la colaboración del Dpto. de Servicios Educacionales del Museo Nacional de Bellas Artes.

 

Alicia Villarreal comparte la actividad creativa con la docencia. Ha desarrollado una obra procesual agrupando una serie de trabajos en torno a proyectos pedagógicos, generando piezas interactivas que dan origen a diversos registros, tanto objetuales como videos, obra gráfica y fotografía. Si tienes interés en conocer más sobre la obra de Alicia Villarreal, puedes visitar su sitio.

En el sitio de la Bienal
Breve síntesis curricular de Alicia Villarreal + imágenes de algunas de sus obras

Imágenes: Cortesía de Alicia Villarreal