Art Brut Project Cuba & Outsider Art

©Misleidys F. Castillo. Cortesía Art Brut Project Cuba
El pasado viernes vistamos Riera Studio, un espacio de exhibición enfocado en el art brut y el outsider art. Conversamos con su director Samuel Riera acerca de Art Brut Project Cuba, la nómina de artistas, el programa de exposiciones y los nuevos talleres. También analizamos las fórmulas de autogestión, los proyectos en colaboración con Espacio Aglutinador y las estrategias de difusión que marcan el quehacer de este espacio de creación artística.

©Riera Studio. Encuentro con Samuel Riera.Cortesía de Derbis Campos.
El encuentro con Samuel Riera, se enmarca dentro del programa de visitas a espacios artísticos autogestionados y encuentros con expert@s, donde participan estudiantes de las especialidades de Historia del Arte, Ciencias de la Información, Comunicación Social y Periodismo. Ver biografías
Los amores de Samuel

Imagen cortesía Derbis Campos
Por Rachel Cowan y fotografías de Rubén Padrón, pasantes Programa Pasantías
El pasado viernes 25 de septiembre fue un día lleno de descubrimientos: un lugar, unas personas, un motivo, el arte. Llegar a Riera Studio fue sentirme como en casa, pudo haber sido la sensación de familia que se respiraba allí junto al aroma especial del café recién colado. Descubrí un mundo nuevo.
Ese día me enamoré de cuanta historia contó Samuel Riera, el artífice del Art Brut Project en Cuba, sí, me enamoré. Hay muchos tipos de amor y el que sentí por aquel artista fue una amalgama de admiración, con respeto y cariño.
Samuel dejó de ser un artista con una obra propia, para convertirse en el gestor de las de otros, tan talentosos como él mismo. ¿Pero de qué va ese espacio? Pues en Riera Studio se visibiliza el Art Brut y el Outsider Art, donde se muestran a creadores que priorizan la pureza del instinto y la espontaneidad. La carpeta de artistas, con más de 50, presenta a personas autodidactas desconocedoras de técnicas pero con mucha creatividad.
Quizás los trastornos asociados a la mente y las discapacidades, esos demonios internos que provocan el aislamiento son los causantes de las ideas de esos hombres y mujeres realmente impresionantes: desde ciudades mecánicas hasta fuertes hombres desollados. A Samuel lo ha movido la premisa de entender al individuo tal cual su realidad, no tratar de cambiarla sino dejar la imaginación fluir a través del desahogo mental de cada artista.

¿Cómo llega a ellos? Dejemos que sea Samuel Riera quien lo explique.
Pero qué más les voy a contar, solo queda la invitación a que visiten el Riera Studio sito en Calle Marta Abreu no. 202 entre 20 de mayo y Enrique Villuendas, Cerro. Allí, tal como lo hice yo, podrán enamorarse del Art Brut, podrán conversar con Samuel, podrán conocer sus amores.


Damián Valdés. Cortesía Riera Studio
A contrapelo… Art Brut en Cuba
Por Aldeide Delgado, pasante, Programa Pasantías
Las pequeñas necesidades y las acciones más humildes, los intercambios más elementales, las palabras más simples, encierran, como las frutas crudas, una especie de vitaminas, que son el único alimento enriquecedor; y una obra de arte sólo tiene virtud en la medida en que proviene de esas vitaminas, en que logra brindarlas vivas o incluso, cuando lo consigue, intensificarlas.
Jean Dubuffet
Confieso que también fui víctima de cierto recelo y sospecha cuando escuché hablar, por primera vez, sobre la existencia del art brut en Cuba. Ello se debe no solo a sus presupuestos conceptuales, sino también a la importancia que cobra –en el trabajo con los sujetos vulnerables, entiéndase discapacitados mentales, desamparados sociales, et alt- el compromiso y el posicionamiento ético. En este sentido, la visita a Riera Estudio supuso una experiencia inigualable por diversas razones, entre ellas la reflexión en torno a un concepto ampliado de arte y la oportunidad de apreciar una labor profundamente humana y social por parte de su colectivo.
Con aproximadamente cincuenta artistas en la colección, el espacio promueve la investigación y el acercamiento a este tipo de proceder creativo mediante la exhibición de obras que abarcan desde el dibujo y la pintura hasta la manifestación escultórica. Asimismo, es recurrente el trabajo con diferentes soportes en su mayoría disponibles a los sujetos como el papel, la cartulina, el cartón, la madera, pero también muros y edificios. En el caso de estos últimos la obra adquiere una connotación ambiental pues se inserta en los escenarios públicos. Consecuentemente, el espectador asiste a un quehacer libre de ataduras metodológicas y académicas donde no se piensa en términos artísticos per se, sino la obra como modo de comunicación primario y de contacto directo entre el sujeto y su realidad inmediata.
Por otro lado, huelga señalar la importancia que adquiere el impulso creativo innato en la conceptualización del art brut, pues no se pretende transformar el pensamiento del individuo. Más constituye la invención, la espontaneidad y la emoción los principales elementos caracterizadores de una obra que diversifica la mirada hacia los espacios y sujetos marginalizados socialmente, a la vez que nutre el panorama artístico contemporáneo cubano.

Arte y cocina: una pareja no tan dispareja
Por: Rachell Cowan Canino, pasante Programa Pasantías
Nunca pensé que la cocina y el arte hicieran tan buena pareja. Tal binomio cobra máximo sentido cuando llegamos al callejón del Chorro en la Habana Vieja, en aquella calle habanera se encuentra un multifuncional espacio. Lo primero que llama la atención al visitante es su peculiar nombre: Esto no es un café, el cual hace referencia a la obra del artista belga Rene Magritte Esto no es una pipa.
A la gestora del singular local Mayrelis Peraza, le gusta jugar con el arte contemporáneo –quizás porque lo lleva en la sangre debido a tantos años como productora (Centro Wifredo Lam) y curadora- para ella, artistas como Duchamp, Klein, Pollock o el propio Lam son motivos de inspiración. Allí se reinterpretan las obras de ellos con lo más tradicional de la comida criolla e internacional.

Pollo Pollock
Sí fuera a degustar alguno de sus platos principales no sé por cual me decidiría: la visualidad y la originalidad del emplatado me volverían totalmente indecisa. A quién le guste el pollo sería una excelente elección el Pollo Pollock, donde se utiliza el plato como lienzo y la comida como obra de arte. Pero quien disfrute más del lomo de cerdo asado, sin dudas escogería comer en la réplica del urinario de Duchamp; ahora con un gesto culinario que no podrá olvidar.
Qué decir del Tercer Mundo de Wilfredo Lam, nuestro artista contemporáneo por excelencia, quien Mayrelis y su equipo de cocina convierten en una sabrosa Ropa Vieja de Res. Sería difícil escoger ¿verdad?
Pero como su nombre lo indica Esto no es un café es mucho más, también posee un espacio expositivo que brinda la posibilidad de visibilidad a artistas jóvenes del arte y también enriquece el ambiente para los clientes.
Conocer algo nuevo siempre es bienvenido, así ha sido la posibilidad brindada por Circuito Líquido como parte de las visitas a algunos espacios artísticos autogestionados de La Habana.


Una Marca para borrar otra marca
Por Aldeide Delgado, pasante, Programa Pasantías
Creo sinceramente que espacios como La Marca deben ser aplaudidos por nuestra sociedad. En la calle Obrapía entre Oficios y Mercaderes se yergue este estudio-galería que huele a diseño desde su entrada. Aquí se hace tatuaje. Es así. Yo que tiendo ser tan conservadora no pude resistir la tentación de querer hacerme uno. Y es que en La Marca te sientes como en casa. El ambiente es acogedor. Te embriaga el olor de los inciensos y ese cafecito que se reparte de vez en cuando. También están los tenis colgando, la pintura mural y el resguardo contra el mal de ojo. A la cubana.

La Marca se propone la articulación entre aquellas manifestaciones que de un modo u otro contribuyen a la construcción de la imagen como por ejemplo el body painting, el diseño de vestuario y gráfico, los tatuajes y toda expresión del arte corporal en su sentido más amplio. El vestíbulo del local ha sido pensado como galería: lugar donde mensualmente se mostrarán exposiciones relacionadas con los principios del estudio. Esta vez tuve la oportunidad de ver unas skateboards intervenidas por varios artistas, quienes llevaron a la madera interesantes diseños. Asimismo, este espacio permite el desarrollo de talleres, para diferentes públicos, sobre el tatuaje, las medidas higiénicas y otros temas afines.

Con Ailed, Marta María y Robertico
Atravesar la galería nos lleva hasta el salón de tatuajes: espacio impecablemente cuidado, climatizado y limpio. Y es que La Marca es el primer estudio de su tipo en Cuba y como tal pretende legitimar el carácter artístico del tatuaje y desterrar los prejuicios que con respecto al mismo permanecen asentados en el cuerpo social. Una Marca para borrar otra marca. Pero esta se sustenta en años de experiencia, responsabilidad, profesionalismo, capacidad formativa y una vocación de diversificar las temáticas que ciñen el arte corporal a un único modo de hacer. En este sentido, los artistas-tatuadores, con hasta 20 años de trabajo, reciben las influencias, en diversas ocasiones, de prestigiosos creadores o estilos de la Historia del Arte, a la vez que generan diseños originales y exclusivos de común acuerdo con la persona dispuesta a tatuarse. Una marca diferente se gesta. Apostemos por ella.
Apuntes a una experiencia…
Por Aldeide Delgado, pasante, Programa Pasantías
Culminó la pasantía Gestión Cultural organizada durante los meses de septiembre, octubre y parte de noviembre por Circuito Líquido no sin antes regalarnos dos visitas sumamente interesantes al Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam y al espacio Altamira. Más conocido por nosotros(as) la primera, sobre todo por su función medular en la organización de las bienales de La Habana, devino sede de un conversatorio sobre el rol de los curadores con la investigadora y curadora Ibis Hernández Abascal. Asimismo, el recién fundado espacio Altamira, proyecto del estudio a106 encaminado al establecimiento de relaciones entre los artistas y la comunidad, fue objeto de análisis por parte de los pasantes.
En nuestro contexto, el término curador comienza a establecerse, de forma gradual, a partir de los años ochenta. Al decir de Ibis Hernández, en los diversos escritos de Gerardo Mosquera, se podían encontrar, durante esta etapa, algunas nominaciones al respecto. Sin embargo, ello no debe significar la ausencia de esta práctica por parte de los especialistas, pues muchos realizaban esta labor desde antes, aún sin catalogarla de tal modo. Por otra parte, valdría la pena señalar como la curaduría asume características muy peculiares en el país debido a la frecuencia con que se suele trascender los designios de la profesión, para insertarse en otros ámbitos más propios a la producción, por solo citar un ejemplo. Siendo así, hallaremos curadores gestores o curadores artistas en dependencia de las dinámicas que estén permeando de manera particular una circunstancia determinada. Otro de los elementos abordados por la curadora fue la importancia del acto investigativo en el proceso curatorial, de ahí que gran parte del encuentro estuvo dirigido al análisis de las experiencias de investigación previas a las curadurías que se establecen en las bienales de La Habana.
Por otro lado, la visita al espacio Altamira –suerte de galería dentro de un edificio- significó hallar un lugar donde el arte dialoga directamente con la comunidad. Desde esta perspectiva, no solo se celebran exposiciones a donde los vecinos asisten, sino además se mantiene un estrecho vínculo con las organizaciones gubernamentales. La acción de rescatar un local abandonado, así como de restaurar los diferentes elementos arquitectónicos y de uso social del inmueble, halla su antecedente en los proyectos pedagógicos que desarrollara, en el penúltimo decenio del siglo pasado, René Francisco. Más, se pretende generar un centro para la exhibición y reflexión del arte contemporáneo, a la vez que un espacio de reunión y sociabilidad que establezca un enriquecimiento intelectivo entre los diferentes públicos.

Con Yamile Pardo, directora de Altamira
Fue la pasantía Gestión Cultural ese entrenamiento que a veces nos falta cuando somos estudiantes, una experiencia de actualidad, de puesta al día, de adquisición de conocimientos y modos de hacer afines al trabajo profesional. Asimismo, visitar diferentes espacios asociados a lo artístico –en su mayoría novedosos en cuanto a gestión- permitió comprender algunas de las más urgentes dinámicas que sondean a la creación, en nuestro contexto.
