Entradas de la categoría 'Asesorías y microtutorías'

El caso Nolberto entra en nuevos mercados de producción audiovisual

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El caso Nolberto (título inicial, del proyecto que apoyamos en el Haciendo Cine), ahora La estrella muda, largo dirigido por Carlos Melián y Juan Carlos Calahorra, entra en el mercado de coproducción del Festival de Cine de Málaga.

En su 21 edición (13 al 22 de abril/2018) este Festival inaugura MAFIZ (zona de industria). Según sus creadores “nace con el objetivo de favorecer la difusión y promoción de la cinematografía Iberoamericana.”

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Al MAFF se presentaron 130 proyectos. De ellos un “comité de expertos del audiovisual de reconocido prestigio tanto de Europa como de Iberoamérica eligió 18 proyectos” entre ellos La estrella muda (Melián y Calahorra).

Este espacio de industria posibilitará a productores de América Latina reunirse y mostrar sus proyectos audiovisuales a los principales productores y fondos de fomento audiovisual de Iberoamérica.

La estrella muda en Sundance Cuba

La estrella muda fue uno de los 3 proyectos audiovisuales seleccionados para participar en el Meeting, Sundance Cuba que se realizó en el marco de la 39 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinomericano de La Habana (diciembre/2017).

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Asociación con Bear Team Production y Chirimoya Films

La estrella muda se ha asociado  con las productoras Bear Team Production (Francia) y Chirimoya Films (Colombia). Gracias a esta cooperación Melián y Calahorra han desarrollado un acuerdo de co-desarrollo que les permitirá fortalecer la búsqueda de financiación internacional.

Bear Team

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Desde Circuito seguimos muy pendientes de los avances de “Nolberto”

Felicidades Carlitos y Juan Carlos 😉

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Circuito Líquido en la 9na. edición del Haciendo Cine. Muestra Joven 2016

Continuamos apoyando la escritura audiovisual local, por eso el 8 y 9 de abril participamos en el Pitch de guión, organizado por la Muestra Joven del ICAIC, a propósito de su 15 edición.

En estas infografías diseñadas por Fabián García te contamos en qué consistieron nuestros premios y sobre las coachs que conducen las asesorías:

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Todo lo que necesitas saber sobre Patricia Ramos y Lía Rodríguez

 

Este fue el primer proyecto que apoyamos en la 9ª. edición de Haciendo Cine.

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Clica aquí para que conozcas + de Lázaro González, Yamila Marrero y Nelson Breijo

Leanny Pintado, asesora de la 9ª. edición de Haciendo Cine opina sobre la fuerte presencia de productoras independientes y plataformas educativas que apoyan el cine nacional. 

 

Y este fue el segundo proyecto que apoyamos 🙂

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Asesoría de guion al proyecto de cortometraje Gula

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Ismel Garit y Patricia Ramos

En los meses de julio y agosto Ismel Garit trabajó en el proceso de reescritura de su cortometraje Gula. Las sesiones de asesorías fueron conducidas por la experimentada coach de guionista Patricia Ramos, y tuvieron lugar en la sede de la Muestra Joven.

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Detalle del guion Gula

Sobre las sesiones de coaching nos cuentan Ismel y Patricia.

ismelConversar y discutir mi proyecto con Patricia me demostró cuán difícil es el camino pero que tan lejos podemos llegar. Fue entretenido y arduo, a momentos tenso por lo tanto que queda por hacer, pero siempre energizante. Espero y creo en una evolución inmensa del proyecto bajo su tutela”

Ismel Garit

Patricia-RamosIsmel tiene una historia con potencial y muchas posibilidades de desarrollo. El ha elegido una tesis singular, personajes y contexto fuera de lo común, confío que la asesoría le ayude en su actual proceso de reescritura“

Patricia Ramos

Clica aquí para que conozcas + de Ismel Garit, Patricia Ramos y Alisa Peláez (productora)

 

También te puede interesar:
Fuerte presencia de productoras independientes y espacios autogestionados cubanos en la 9ª. edición de Haciendo Cine (entrevista a Leanny Pintado, asesora de Haciendo Cine)
Línea de tiempo del Caso Nolberto, proyecto que apoyamos en la 8ª. edición de Haciendo Cine

Circuito Líquido en el Haciendo Cine. Muestra Joven 2015

LOGO-HACIENDO-CINEEl caso Nolberto: cine con sello santiaguero

Carlos Melián habla sobre su primera asesoría

El caso Nolberto se revisa

Del caso Melián… a Ley de Cine cubana. Entrevista con Lía Rodriguez

“Nolberto” en el Festival de Cine Pobre, Gibara

 “Nolberto” gana el Go Cuba! del World Cinema Amsterdam

 

Con el propósito de continuar apoyando la creación audiovisual local, Circuito Líquido pasa a formar parte de las entidades que participan en la Sección  Haciendo Cine, programa organizado por la Muestra Joven del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica (ICAIC).

Haciendo Cine es una plataforma destinada a apoyar proyectos audiovisuales en desarrollo, con un esquema de bajo presupuesto, donde se presentan realizador@s y productor@s audiovisuales cuban@s menores de 35 años de edad, en las categorías de Ficción, Guión, Animación y Documental*.  Los proyectos  seleccionados tienen la posibilidad de participar en un pitching con entidades nacionales e internacionales que apoyan la producción audiovisual.

A propósito de la 14 edición de la Muestra Joven, el 3 y 4 de abril participamos en la Sección del Haciendo Cine, que esta vez contó con la dirección de Marisol Rodríguez y la coordinación de Lea Pintado. Al programa de pitching, se presentaron 15 carpetas,  a saber: 8 cortos de ficción, 4 proyectos de animación y 3 documentales. El proyecto seleccionado por Circuito Líquido fue El caso Nolberto, del director Carlos Melián y la producción de Kenia Salas, al cual ofreceremos una Asesoría de guión, a cargo de la directora y guionista Patricia Ramos, además de una Microtutoría sobre derechos y contratos de la producción audiovisual, guiada por la abogada y coordinadora general del Sector Industria del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Lía Rodríguez.

 

*Se incluye por vez primera en esta edición.

 

Lisandra Puentes conversó en exclusiva con Kenia Salas, productora de El caso Nolberto.

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El caso Nolberto: cine con sello santiaguero

Por Lisandra Puentes

Por octava ocasión la Muestra Joven ICAIC –realizada del 31 de marzo al 5 de abril–, celebró la sección Haciendo Cine, un espacio destinado a apoyar proyectos cinematográficos en construcción.

A través de un pitching los jóvenes realizadores buscan ayudas entre un grupo de entidades dispuestas a impulsar el cine joven cubano. Parece simple, pero realmente no es una tarea fácil, sobre todo porque se trata de un ejercicio que exige la presentación de una carpeta del proyecto y la defensa del mismo frente a los posibles patrocinadores.

Este año fueron seleccionadas 15 carpetas para participar en el pitching, y entre ellas Circuito Líquido se interesó por El caso Nolberto. El director de este proyecto de largometraje es el santiaguero y ya veterano Carlos Melián (Pizza de jamón, Reunión de padres), quien este año se despidió de la Muestra.

La producción del material está a cargo de Kenia Salas Laborde, egresada de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Con ella conversamos para conocer sobre el futuro de este proyecto.

Lisandra Puentes (LP): Conocemos lo complejo de hacer un largometraje en Cuba ¿Por qué entonces decides asumir este proyecto?

Kenia Salas (KS): Hacer cine es mi vocación, como productora estoy siempre trabajando en el próximo proyecto. Cuando conocí a Carlos y él me contó de su película sentí que era algo que teníamos que hacer. Me motivó el mundo que él crea para desarrollar sus historias y su dedicación, sentí que podíamos trabajar juntos.

LP: ¿Cuáles son los puntos fuertes del proyecto que te ayudaron a “venderlo” en el Haciendo Cine?

KS: Creo que lo que más motivó a los interesados fue que presentamos el proyecto como una película de autor y la promesa de que Carlos Melián, el director, tiene una sensibilidad especial que hará de éste un filme notable.

LP: Por lo general el cine cubano se circunscribe a La Habana. Sin embargo, Carlos Melián es uno de esos nombres de “provincia” ya conocidos en espacios como la Muestra ¿Cómo surgió esta alianza entre ustedes y qué perspectivas tienes con el proyecto?

KS: Nos conocimos en Holguín hace más o menos un año, Carlos estaba participando en un Taller de Guion, donde me invitaron a dar una charla de producción, y desde entonces venimos trabajando juntos. Nuestra idea es hacer esta película, que sea nuestra Ópera Prima y a partir de ahí continuar colaborando.

LP: Más allá de que se trata de la provincia del director ¿Por qué ambientar la película en Santiago de Cuba?

KS: Bueno, la película no habla particularmente de la provincia del director -Santiago de Cuba- una cosa que queremos lograr es que la obra sea universal. Que el espectador sienta que lo mismo podría suceder en un pueblo de Andalucía, que en una villa rusa. Queremos hablar de un fenómeno global: la migración y su impacto en las sociedades. Nuestro personaje principal, Nolberto, es un hombre que se resiste al cambio y lucha por mantener la estructura social de su ciudad, aun cuando está siendo abandonada en masa por sus habitantes.

Locaciones en Santiago de Cuba

Locación en Santiago de Cuba

 

 

 

 

 

 

 

 

Santiago de Cuba es la ciudad natal de Carlos y el universo en el cual él se inspira para crear. Esta es la principal razón que nos mueve a ambientar la historia allá. Otra cosa es que nos gustaría con esta película, desplazar el centro de las producciones cinematográficas, al menos por unos meses, fuera de La Habana. En Santiago hay mucha gente interesada en hacer cine, esperamos que llevar un rodaje allá, con profesionales de La Habana, sirva para motivar a estos realizadores y para que ganen experiencias más “profesionales”.

LP: Leí el argumento, sin embargo no sé exactamente en qué género se inscribe. ¿Podrías aclarármelo?

KS: Lo definimos como un noir cubano.

LP: En el Haciendo Cine Circuito Líquido les ofreció una Micro-tutoría en derechos y contratos de la producción audiovisual, a cargo de Lia Rodriguez, Coordinadora General del Sector Industria del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Coméntame también sobre la asesoría de guion que recibieron y cómo piensan hacer este trabajo.

KS: A partir de la presentación que hicimos en Haciendo Cine, Circuito Líquido decidió apoyarnos con una asesoría de guion que nos dará Patricia Ramos. La verdad nos vino como anillo al dedo, porque en el momento en que nos encontramos del desarrollo de la película es justo lo que necesitamos.

Con Patricia, que es una guionista muy talentosa y con un gran ojo para la enseñanza, hemos acordado hacer hasta 5 sesiones de trabajo conjunto, espaciadas a lo largo de varios meses. Carlos debe trabajar el guion y en sus encuentros con Patricia debe mostrarle avances que ella irá, a su vez, corrigiendo y encaminando. La idea es que al quinto encuentro podamos cerrar el guion y darlo por terminado.

LP: ¿Qué otros apoyos han conseguido y qué puertas piensan tocar?

KS: Conseguimos el apoyo de Producciones de la 5ta. Avenida. Este consiste en que ellos se incorporan al proyecto como productores asociados en esta etapa del desarrollo. Nos brindarán asesoría en las postulaciones a fondos y talleres que presentemos y nos respaldarán económicamente.

Una versión en cortometraje que presentamos del proyecto resultó de interés en el Almacén de la Imagen en Camagüey, nos dieron una mención.

Otro concurso al que nos gustaría aplicar dentro de Cuba es al de Guiones Inéditos del Festival de La Habana. En este momento nos encontramos aplicando a varias convocatorias internacionales, sobre todo a fondos para desarrollo de proyectos y a talleres para finalizar el guion.

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Carlos Melián habla sobre su primera asesoría

El 26 de agosto concluyó la Asesoría de guión al proyecto de largometraje El caso Nolberto, del realizador holguinero Carlos Melián. El coach estuvo a cargo de la reconocida guionista y realizadora cubana Patricia Ramos.

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Es la primera asesoría sistemática que recibo y mi historia ha mejorado mucho. Todavía queda trabajar sobre el guion, pero cada día crece más el trabajo. Agradezco a Patricia, su gentileza y la labor que ha realizado. Creo que no ha sido una asesoría fría, ni desganada como pensé que iba a ser en algún momento, y eso dice mucho sobre Patricia.

Agradezco también a Circuito Líquido por confiar en El Caso Nolberto, y por supuesto, al espacio Haciendo Cine, de la Muestra Joven. Creo en verdad que se debe seguir brindando este tipo de apoyo al guion.

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El caso Nolberto se revisa

mayte-madrugaPor Mayté Madruga

La asesoría es el término que califica a la práctica profesional de ese lector inteligente que te guiará con sus herramientas de oficio hacia una mejor obra, así define Patricia Ramos un trabajo que para much@s por intangible no es importante.

Asesorar guiones constituye parte de un proceso más extenso que es la realización de una obra audiovisual. En el principio de este camino se encontraron Ramos y Carlos Melián, quienes juntos han revisado el proyecto de largometraje El caso Nolberto. Los encuentros, propiciados por Circuito Líquido (CL) y la Muestra Joven ICAIC, han concluido, pero como de lo que se trata la mayoría de las veces es de perder el objeto para ganar el proceso, la realizadora y asesora conversa con CL sobre este y otros temas.

Mayté Madruga (MM): La productora de El caso Nolberto lo definió en una entrevista previa como un “noir cubano”, a la vez que lo clasificó como una película de autor. ¿Cómo se han ido desarrollando ambos aspectos durante la asesoría de guion?

Patricia Ramos (PR): Estoy de acuerdo con Kenia Salas. Creo que el guion, además de tener su particular estilo, quiere ser una película de género. Y en eso trabajamos mucho durante las asesorías para lograr acercarnos a tales definiciones. Todavía le queda a Carlos un buen trabajo de reescritura para ajustar la historia y lograr una película que pueda ofrecer una visión sobre la realidad cubana y sus retos, desde una perspectiva fresca y singular.

MM: ¿Cuáles dirías que son las fortalezas de Carlos Melián en este guion?

PR: Creo que esta es una historia con potencial. Es muy notorio que sea una película ambientada en Santiago de Cuba y su protagonista un hombre negro, ambas decisiones poco comunes en nuestro cine. Como sabemos, la producción nacional es fundamentalmente habanocentrista, debido a que los pocos recursos u oportunidades con los que cuenta el audiovisual se concentran en la Capital. Carlos Melián es un realizador santiaguero y como tal quiere hacerle honor a su terruño y regalarle una de las tantas historias que se pueden escribir sobre el Oriente de Cuba. El hecho de haber elegido a un hombre negro como protagonista también merita un comentario. Se ha hecho en Cuba un cine prioritariamente blanco, a pesar de que nuestra cultura es mucho más democrática e inclusiva que lo que el cine ha decidido mostrar. El guion también quiere ser una especie de thriller en una ciudad enrarecida y casi atemporal, una especie de metáfora sobre la realidad cubana, algo que sin duda constituye un reto para su realizador.

MM: Durante los últimos cinco años (por poner una cifra) l@s realizador@s han ido dejando ese impulso de filmar sin llevar a cabo un proceso. En ese sentido ¿cómo lo ves tú? ¿Crees que las asesorías, pitchings y demás procesos para pensar una película se harán necesarias?

PR: Cada realizador asume la creación de manera diferente, pero sea cual sea el proceso de cada cual, una obra necesita un tiempo de reflexión o de maduración. Y en ese tiempo uno escribe y reescribe hasta sentir que ha llegado a su punto. Depende entonces de los realizadores -muchos de ellos son los propios guionistas- decidir si el guion está listo para filmar. A veces se decide bien y otras no. Hay obras que merecen más tiempo de reescritura y se sienten precipitadas cuando uno las ve, y también está el caso en que puedas dejar muy mal parado un guion considerado listo. El buen audiovisual son muchos poquitos que se van juntando. No vale tener un buen guion si no lo puedes “defender” con la puesta en escena. Las asesorías, si son acertadas, y si existe un buen escucha, por supuesto, son un privilegio. Porque no siempre se tiene alguien que te pueda ayudar y darte buenos consejos sobre lo que estás escribiendo. Es el tercer ojo cuando ya el tuyo se ha quedado medio cegato de tantas vueltas sobre el mismo material. Los pitchings son otra historia. El pitch es una especie de performance donde el realizador o el productor vende el proyecto frente a posibles interesados para conseguir financiamiento. Es algo que se utiliza mucho en los ambientes profesionales y a veces suelen ser muy estresantes, pero es una práctica inevitable. O sea, hay que intentar lograr hacer un buenpitch si quieres obtener algún apoyo. En la Muestra Joven hay un espacio que ha desarrollado mucho esta práctica y para los jóvenes es una oportunidad a veces única de conseguir algún fondo para sus proyectos.

MM: Ante tantos realizador@s escribiendo y dirigiendo al mismo tiempo, la asesoría de guion sería imprescindible en el proceso de creación cinematográfico ¿cómo lo ves en l@s jóvenes realizador@s cuban@s?

PR: Se filma muchas veces sin asesoría porque es muy difícil acceder a ella. En Cuba, creo que el mejor ejemplo en positivo, está en el plan de estudios de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños (EICTV) que tiene la suerte de contar con asesorías de mucho rigor para sus trabajos audiovisuales, un acompañamiento profesional para intentar que el error sea más ligero, por decirlo de algún modo. Para el joven realizador que está empezando y no ha contado con formación, y aún el que la tenga, la asesoría siempre va a ser un bien. Hasta los más consagrados escritores siempre han tenido algún amigo lector que le de aliento. La escritura es un proceso penoso, muchas veces en solitario y uno a veces pierde el rumbo. Y el rumbo lo mismo lo pierde un consagrado que un primerizo. La “asesoría” es el término que califica a la práctica profesional de ese lector inteligente que te guiará con sus herramientas de oficio hacia una mejor obra.

MM: ¿Cuánto evoluciona, cambia, una iniciativa como el Taller de Introducción a la Escritura Audiovisual, que impartiste en la EICTV; en Camagüey; y también con Circuito Líquido?

PR: Cada curso o taller es diferente y cambia, sobre todo, en dependencia de los estudiantes. He tenido la oportunidad de dar talleres de escritura a personas de todo tipo de estrato y edad, cursos muy abiertos, cursos de mayor especialización. Lo mejor, creo yo, de todas las experiencias es que sea donde estés y en el lugar donde estés, los alumnos, siempre te sorprenden. Es una sensación muy agradable saber lo creativo que podemos llegar a ser, y una bendición, poder contribuir.

MM: Basándote en tus talleres y asesorías  ¿cuáles serían las principales debilidades que se encuentran en los proyectos de guiones?

PR: Cada historia es diferente, y trae sus propios retos. Creo que lo peor que te puede suceder, y lo más común, es que no se tenga claro dónde está el error, o dónde no funciona la historia, y en consecuencia, cargues con ese problema hasta el estreno. Sucede con frecuencia que no se tiene claridad sobre las razones por las cuales uno elige una historia, qué nueva perspectiva sobre un tema estás ofreciendo. A veces el autor está seguro de lo que quiere contar pero no hace una buena “traducción” de sus ideas en escenas. Esto si hablamos solo del guion, creo que el error más terrible que cometemos es la poca práctica. El llamado “oficio”. Y solo se consigue el “oficio” si se practica. Porque tener un guion listo no garantiza que lo sepas filmar, pero si no filmas no hay posibilidad de corregir errores y avanzar. En Cuba, a pesar de la producción abundante y muy sufrida, por los pocos recursos, de los jóvenes realizadores, no existen estímulos suficientes a la producción audiovisual, y solo los países que han logrado incentivar su producción gracias a legislaturas coherentes que nosotros aun no poseemos, han sido capaces de ofrecer a sus realizadores la oportunidad de poder crecer desde el error.

MM: ¿Crees que siendo la asesoría de guiones un bien inmaterial, existen prejuicios sobre su valor?

PR: Eso depende del contexto. Hay quien cree que el trabajo intelectual no es válido porque “no se ve”, aparentemente no es “comprobable”. Un escritor frente a una computadora, a veces escribiendo, otras pensando puede ser para muchos la imagen de la más pura vagancia. Y cuando una obra audiovisual es realmente buena, da la impresión de que es facilísima de lograr, lo mismo un buen guion. Un espejismo que incita a creer que escribir no es tan complejo, y por tanto no hay que pagar por ello demasiado. Sin embargo, las industrias fuertes pagan el trabajo del asesor porque saben que en ese ojo puede estar el éxito de su producto. Tienen dinero para invertir, pueden pensar en ello.

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Del caso Melián… a Ley de Cine cubana. Entrevista con Lía Rodriguez

antonio-enriquePor Antonio Enrique González

25823e9Lía Rodríguez, coordinadora del Sector Industria del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana y productora de largometrajes como el recién terminado El acompañante, de Pável Giroud y de la tetralogía fílmica de las obras de Leonardo Padura protagonizadas por Mario Conde (bajo la dirección del español Félix Viscarret) acude al llamo de Circuito Líquido. Dada su formación de base en el Derecho, desarrolló una tutoría en materia jurídica al realizador Carlos Melián, para su proyecto independiente de largometraje El caso Nolberto. Ello formó parte de las colaboraciones brindadas durante la octava edición del evento Haciendo Cine, organizado por la Muestra Joven ICAIC en 2015.

Desplegar “El caso Melián” sirvió, a la larga, como pivote para conversar a profundidad con Lía acerca del contexto legal inmediato de los creadores audiovisuales cubanos independientes; cuando el fantasma de la Ley de Cine recorre la nación.

Antonio E. González (AG): ¿Sobre qué leyes, estrategias y dinámicas jurídicas se estructura la tutoría que a través de Circuito Líquido haces al realizador Carlos Melián, con vistas a su proyecto de largometraje El caso Nolberto?

Lía Rodríguez (LR): En realidad, no se basa en ninguna Ley de Cine, en los términos típicos de países del entorno latinoamericano, porque es una norma que está aún por dictarse en Cuba. Se basa en las regulaciones existentes, en las preguntas que él tenía sobre la aplicación a programas de fondos internacionales como Ibermedia, y a la práctica jurídica de lo que es la contratación, imprescindible, básica y necesaria para la realización de una producción audiovisual. Esto es indispensable para que, luego del resultado artístico y de recepción por el público de la película terminada, tenga un recorrido internacional, porque es lo que él al final pretende: que su película se exhiba y tener la posibilidad de acceder a ventas internacionales. Por eso necesita una base jurídica mínima que establezca una documentación que siempre le van a pedir los distribuidores, agentes de ventas, televisoras…

AG: Ante la ausencia de una específica Ley de Cine nacional, ¿qué legislación cubana ampara la gestión, protección y producción en Cuba de su película?

LR: Que no haya una Ley de Cine, no quiere decir que no existan normas jurídicas pues sí existen determinadas regulaciones. En Cuba, por ejemplo, hay una Ley de Derecho de Autor del año 1977, que regula las relaciones de los autores de las obras audiovisuales: el director, el guionista, el autor del argumento, el autor de los diálogos —si hubiera uno por separado— y de la música originalmente compuesta para la película. El uso de obras preexistentes está protegido en los términos de su utilización de obras. El Código Civil establece una serie de normas civiles que permiten la contratación…O sea, sí existen normas para contratar durante la producción de películas, porque si no, ni el ICAIC, ni nadie, hubiera podido venir haciendo películas hasta ahora.
Una Ley de Cine es necesaria, porque estamos hablando de un entorno cultural y económico que ha cambiado, desde una situación monopólica durante muchos años a una diversidad de actores en este momento. Pero una Ley de Cine lleva tiempo, negociación entre las partes, lleva conciliación. Eso no quiere decir que estamos absolutamente desregulados o que no exista un ordenamiento jurídico, aunque limitado en el nuevo contexto, que permita relacionarnos. Las películas se hacen y se establecen contrataciones y acuerdos perfectamente válidos conforme a las normas jurídicas cubanas.

AG: ¿Sobre qué normas internacionales estás trabajando para la futura comercialización y distribución de El caso Nolberto fuera de Cuba?

LR: Las normas internacionales para la distribución y la comercialización se basan esencialmente en la existencia de contratos que respalden la cesión de derechos. Hay normas que tener en cuenta para acciones específicas que Melián quiere tomar. Por ejemplo, él tiene interés en explorar la posibilidad de acceder a los fondos Ibermedia. En este sentido es importante atender a los acuerdos bilaterales de coproducción que tenga Cuba, o el Acuerdo Iberoamericano de Coproducción, del cual Cuba es parte, para poder establecer las reglas de ese contrato de coproducción: los mínimos de aportación o de participación de cada uno de los coproductores, el reconocimiento de la nacionalidad o el reconocimiento de la coproducción por las instituciones cinematográficas de cada uno de los países, que es la certificación específica que le va a pedir Ibermedia. Además hay que ordenar y establecer la cadena de derechos de su película; es lo que va a perdurar durante todo el tiempo que esta tenga una circulación internacional, ventas, exhibiciones, proyecciones en festivales, en televisoras. Es lo que va a realmente a soportar la titularidad de la obra.

El personaje Nolberto interpretado por el actor Eman Xor Oña

El personaje Nolberto interpretado por el actor Eman Xor Oña

AG: ¿Cuál es el status legal de Melián en Cuba, como realizador o como guionista?

LR: Él está protegido tanto como realizador y como guionista por la Ley Cubana de Derecho de Autor de 1977, que te referí. Él va a tener una productora (Kenia Salas Laborde), y en Cuba también existe la protección para el productor individual. Una resolución del Ministerio de Cultura (Resolución 72 de 2003 del MINCULT) establece que este es toda persona natural o jurídica que organiza los medios financieros, técnicos y humanos para la realización y la producción de una obra audiovisual. Es quien llevará adelante todos los caminos para la obtención de los fondos, para el establecimiento de todas estas relaciones contractuales; y es el máximo responsable durante todo el proceso de producción y de la terminación de la película u obra audiovisual. Además del titular de los derechos de explotación.

AG: Ahora, en cuanto a la gestión de la nacionalidad que mencionabas antes, ¿mediante cuáles métodos, legislación, se hace?

LR: En Cuba no hay ninguna legislación que establezca los requisitos de nacionalidad de una película. Normalmente, las leyes de cine o las disposiciones que existen en el sector de otros países tienen un número de requisitos…algunas dicen, por ejemplo: hay diez requisitos para cumplir cinco; o hay siete para cumplir cuatro, o hay que cumplirlos todos. Cada país establece sus normas, y si te colocas en la situación de haber cumplido los requisitos, automáticamente puedes decir que tienes derecho al otorgamiento de una certificación de Película Nacional. En Cuba no existe esa normativa, esa sí es ausente, por tanto es una facultad discrecional del ICAIC otorgar el certificado de nacionalidad cubana a una película a partir de su valoración en términos de arraigo, de la nacionalidad de sus creadores. No te puedo dar los términos que valoran porque no intervengo yo precisamente.

AG: Según tu opinión, a partir de que esta certificación se da por un arbitrio de la institución, sobre todo en el caso de las producciones no gestadas en su seno, ¿qué riesgos corren si el ICAIC no les otorga la nacionalidad?

LR: El riesgo de no contar con un documento que te pueden solicitar para demostrar tu condición de película nacional. Esto crea una situación de desamparo. Hablando de mi experiencia individual, yo te puedo decir que el ICAIC, por ejemplo, en casos de producciones en las que yo he participado, me ha emitido los certificados de nacionalidad y los de coproducción, cuando han sido necesarios. Si es el caso de todas las producciones independientes que existen en el país, no lo sé. Te estoy hablando desde mi experiencia. Ahora, si un día te dicen que no te la otorgan, bueno, pues no tienes a otra entidad a la que dirigirte, porque, en realidad, la única entidad que tiene la autoridad cinematográfica en Cuba para expedir ese tipo de pronunciamiento es el ICAIC.

AG: ¿Qué riesgos tiene que esta autoridad legal permanezca de manera absoluta en manos del ICAIC, en estos tiempos donde han proliferado los actores y factores independientes?

LR: Bueno, eso es parte de lo que se ha venido discutiendo en los últimos años. La autoridad cinematográfica siempre va a estar en el Instituto de Cine, como institución pública, que en el caso de Cuba, es el ICAIC. Como una de las funciones de esta autoridad, es necesario el establecimiento de normas y reglas que de alguna manera establezcan las condiciones y requisitos a cumplir para ser considerada una película u obra audiovisual cubana. Yo no sé si son ocho o 28… o las que terminen entendiendo como necesarias. Pero sí hay que crear una norma o una situación jurídica en la que te coloques en el cumplimiento de estos requisitos y tengas derecho al otorgamiento de la nacionalidad.

AG: ¿Esta norma sería una Ley de Cine?

LR: Esto puede o no estar incluido en la Ley de Cine. Normalmente, viene incluido en estas. Quiero decir: la Ley de Cine es la creación de un ordenamiento jurídico para un sistema, para un sector, para un área de la cultura y de la economía, pues el cine involucra arte e industria. Hay problemas muy urgentes que pueden ser resueltos de manera previa a una ley, por una norma de menor rango jurídico. Porque las leyes necesitan un tiempo de redacción, de conciliación, y a veces esos períodos son más dilatados que las urgencias del momento. A veces hay quien me ha escuchado la expresión: “para eso no hace falta una Ley de Cine”. Eso no quiere decir que no haga falta una Ley de Cine. Hace mucha falta. Es el resultado final y sistémico del ordenamiento de un sector de la cultura que implica la realización de una actividad cultural y económica a la vez.

Pero también aclaro que ese proceso incluye a la Asamblea Nacional, a todos los ministerios del país. Es un proceso de redacción, conciliación y promulgación largo. Además del contenido en sí mismo incluye una comisión de estilo, pues no solo hay que cuidar el fondo, sino la forma, hay normas establecidas sobre cómo tiene que estar redactada, también desde el punto de vista formal. No es, digamos, una burocracia cubana. Para nada. Los procesos de legislación y promulgación legislativa en cualquier país del mundo son dilatados…

AG: ¿Cuán dilatados…?

LR: Creo que menos dilatado de lo que se lleva intentando sensibilizar sobre la necesidad de comenzarlo, pero tampoco es algo que se hace en seis meses.

Yo creo que el problema más grande, en este caso, ha estado en el tiempo que ha pasado para sensibilizar al Estado de la necesidad de comenzar este proceso de trabajar en la Ley de Cine. Y por eso nos parece que ha sido muy dilatado. Pero el proceso en sí mismo no ha comenzado. Lo que surgió y se ha venido desarrollando por todo este tiempo es la inquietud de los realizadores que han transmitido una necesidad, y han mantenido un diálogo con la institución sobre esa necesidad. El ICAIC, incluso, ha compartido esa necesidad y ha ido conjuntamente con los creadores a transmitirlo al Estado. Pero todavía estamos en este tiempo de sensibilización del Estado o los decisores finales, que ha sido, probablemente, mucho más largo de lo que debería aún cuando, y esta es mi opinión individual, considero que hay argumentos contundentes para llevar adelante estas transformaciones.

AG: ¿Por qué crees que se ha dilatado este primer proceso de sensibilización?

LR: Bueno, yo no tengo la verdad absoluta. Creo que puede haber elementos de los dos lados. Evidentemente, los que estamos del lado de la producción independiente, aunque lo hemos intentado, no hemos sido todo lo efectivos que debiéramos en transmitir el mensaje final, porque no hemos logrado el resultado. Hay algo que nosotros todavía no hemos acabado de encontrar: la manera de comunicar… Creo que se ha hecho un gran trabajo, y parte de ese gran trabajo es insistir, insistir, insistir y ser serio y concreto en cada diálogo, debate, argumento que se expone. Pero también debemos revisar si se nos está quedando algún elemento, si los que estamos dando pueden ser presentados de otra manera, ya que no tienen toda la receptividad. No podemos cansarnos y hay que ser absolutamente tenaz cuando uno está convencido que lo que quiere lograr es, además, útil y necesario.

Creo que, también de la parte institucional (me refiero al ICAIC) hay un conocimiento del problema y un convencimiento de la necesidad de hacer estos cambios y adoptar una serie de normas, incluida la Ley de Cine. Es un avance, porque hoy es innegable que el propio ICAIC es un actor consciente de esas necesidades y esos problemas. En muchos casos ha acompañado a los realizadores y al G-20, como grupo de trabajo, sentados en la misma mesa.

Pero no se han roto otros prejuicios. No sé si fruto del desconocimiento o de la falta de un diálogo mucho más profundo, con mucho más tiempo, con quienes toman las decisiones finales. Creo que hay una responsabilidad del Estado en este tiempo invertido ¿no? Porque también es innegable que se ha extendido demasiado el tiempo para la toma de decisiones, el reconocimiento de los nuevos escenarios y sus necesidades. Pero en cualquier caso no debemos cejar en el empeño y la decisión de seguir en este esfuerzo. Todos los días hay que pensar que uno tiene que volver a la mesa a conversar; volver a la mesa a convencer e intentar lograr resultados concretos.

AG: ¿Cómo piensas que contribuiría una Ley de Cine cubana al desarrollo del audiovisual nacional?

LR: Primero, crea un marco de relaciones jurídicas mucho más efectivo. Ordenas un sector que hoy opera de una manera casi sumergida. Al día de hoy se establecen relaciones jurídicas privadas que no están sometidas ni a regulaciones laborales, ni a regulaciones de impuestos y/o fiscales, y cuyos pagos no tienen registro o regulaciones bancarias. Incorporar todos estos componentes a esas relaciones es necesario y útil, porque otorga garantías a los que participan de la relación, se establecen herramientas y mecanismos de cobros y pagos, y el Estado es testigo de lo que está pasando en términos de circulación y flujos financieros, dado que esto comenzaría a realizarse a través de sus instituciones bancarias. Creo que todo eso es muy importante.

Yo siempre utilizo los conceptos de utilidad y necesidad. Creo que la Ley de Cine es útil y necesaria para todos: para los realizadores y productores; y para el Estado. Además, brinda seguridad jurídica para ambos, porque todos sabemos las normas y reglas del juego, la manera en la que se va a ordenar la realización de esta actividad. Un argumento muy contundente para la conversación con las instituciones es que los actores del sector cinematográfico y audiovisual —me refiero a directores, realizadores, productores— probablemente estén abogando por algo quizás no apreciado aún por las instituciones: quieren ordenar sus relaciones entre sí, y con el Estado. No quieren un caos, en el sentido de desregulación.

A veces se transmite una imagen de que “la gente quiere hacer lo que le da la gana”. No, todo lo contrario. La gente quiere establecer normas para conducir nuestro trabajo, nuestro desarrollo profesional y artístico, nuestro desarrollo cultural. Creo que esto es positivo para todo el mundo. A veces, el exceso de normas o la hiperregulación no es saludable, pero todo en exceso es malo. Es mala la hiperregulación, como es mala la desregulación. Creo que un argumento interesante a tener en cuenta por el Estado es ese.

AG: ¿Cómo crees que deberían quedar, en una Ley de Cine cubana, los status tanto del ICAIC como de las productoras? Esto es especulativo, claro…

LR: Es especulativo sobre todo porque cada día uno se levanta y rectifica o revisa lo que pensó ayer… Hay un momento en el que hay que parar porque si no, siempre vas a estar mejorándolo. Lo que sí es innegable para mí es que en cualquier proyecto de Ley de Cine, el ICAIC es la autoridad cinematográfica en Cuba. Es el órgano rector de la actividad cinematográfica y audiovisual. Y, en mi opinión, es incuestionable.

El ICAIC tiene que mantener su papel de institución pública, creada y dedicada para el fomento, la promoción y cualquier otra actividad que contribuya al crecimiento de la producción cinematográfica y audiovisual en Cuba. Para mí, eso está en el centro de todo. En cualquier organigrama el ICAIC es el centro aglutinador. Luego está el ejercicio de una actividad profesional específica: la producción en sí misma, la posproducción y todos esos entes que pueden trabajar, ya sean institucionales o no. Hay un organigrama propuesto, que es bastante atinado y coherente en la relación del ICAIC con los privados y con el resto de las instituciones; porque también habrá empresas estatales que se pueden involucrar.

AG: Desde tu rol como productora del filme El acompañante, de Pável Giroud ¿hasta qué punto te consideras co-creadora de la cinta? ¿Crees que en la zona “independiente” el rol del productor se está redimensionando respecto a los modelos estatuidos por el ICAIC?

LR: La película está dirigida por Pável, y es una obra que tiene su marca. Es la historia que él nos trajo a mí y a Antonio López, quien ha sido mi socio y también productor. Tiene su sello, su impronta. Es la película de Pável. En cualquier caso, sí creo en el rol del productor como alguien que tiene que contribuir enriqueciendo —y probablemente muchas veces como contrapeso— a la realización y surgimiento de la película. Con Pável hablamos mucho, discutimos mucho, confrontamos mucho, aunque siempre mantuvimos la confianza en sus decisiones y en la película que quería hacer. Pero sí, nos involucramos creativamente desde el principio. No me considero co-creadora en el sentido autoral. Es su película, él es el director, y estamos muy satisfechos y contentos con el resultado, con esta relación participativa. Una relación que comenzó con el trabajo de guión, con la investigación, con el desarrollo del guión que llevas al momento del rodaje. Y luego con el rodaje, la posproducción, el corte final de la película.

Ciertamente, el hecho de que el ICAIC fuera el productor único de las películas cubanas de casi todo su período de existencia, desplazó el rol del productor al director de producción, como la persona que tiene a su cargo la gestión de un presupuesto para la realización. No diría que se perdió, pero sí se omitió un poco la posibilidad de que también tuviera un diálogo creativo y participativo con el director.

Antonio López y yo venimos de una formación, que si bien le debemos al ICAIC enteramente, contó mucho con la impronta de Camilo Vives. Él siempre defendió el criterio de que el productor era algo más que el proveedor y administrador de un presupuesto a gastar; sino que era, en última instancia, el responsable del surgimiento y la suerte de la película. Es tan dueño o doliente como puede ser el director. Nosotros estamos expectantes, interesados e involucrados en lo que pase con la película, porque nuestra suerte va ligada a eso, nuestro nombre está ligado a ella. Puedes relacionarte de otras maneras: prestado servicios, colaborando, pero las que eliges producir, sí tienes que tener una relación de compromiso.

Durante más de una década, fui asesora jurídica y encargada de desarrollo de proyectos de la Productora Internacional ICAIC. Fui ocupando cada vez más mi tiempo en el desarrollo, el montaje financiero y de producción de los proyectos, sobre todo en términos de coproducción y servicios internacionales. Desde esos tiempos tuve una relación de colaboración amplia con Claudia Calviño, Inti Herrera, Alejandro Brugués, de la casa productora 5ta. Avenida, aunque en ninguno de sus proyectos participé como productora. Siempre estuve vinculada en términos de colaboración y con la convicción de que el mundo iba hacia allí, y de que en algún momento mi propio desarrollo profesional iría hacia allí.

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El caso Nolberto. De las asesorías con Circuito Líquido al Festival de Cine Pobre de Gibara

12-cine-pobreEl caso Nolberto comienza su recorrido en Festivales. Esta vez en la 12ª edición del Festival de Cine Pobre, (Gibara, Cuba).

“Nolberto” participó en la categoría de guion inédito para largometraje de ficción (Selección oficial en competencia).

Desde Circuito Líquido seguimos apoyando y compartiendo contigo los avances de “Nolberto”.

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“Nolberto” gana el Go Cuba! del World Cinema Amsterdam

El caso Nolberto, proyecto de largometraje de los realizadores Carlos Melián y Juan Carlos Calahorra recibió apoyo financiero como parte del proyecto GO CUBA! auspiciado por el World Cinema Amsterdam, festival dedicado al cine mundial.

“Nolberto” como le llamamos en Circuito Líquido, fue el largometraje de Melián que apoyamos en la 8va. edición del Haciendo Cine.

Durante su estancia en Berlín, Carlitos nos compartió en exclusiva para la comunidad del Circuito, sus impresiones sobre Go Cuba!:

carlos-melian“Lo que más me ha sorprendido de este apoyo es que han confiado en nuestro proyecto, aun cuando, por estar fuera del área de influencia, teníamos pocas posibilidades de éxito. Es muy positivo, porque por gestos como estos, raros, mucha gente continúa luchando y aferrándose a sus sueños.

El caso Nolberto será una película filmada en Santiago de Cuba, y eso a mi modo ver le dará un valor agregado. No se premió un lugar, una ciudad, me parecería absurdo, se premió un guión hermoso, escrito gracias también a la coautoría de Juan Carlos Calahorra.

Continuamos el proceso de financiación, espero que otros fondos e instituciones nos escuchen en el mismo tono que GoCuba!”

A continuación te compartimos la línea de tiempo de El caso Nolberto, diseñada por “El Fabi”.

linea-de-tiempo-el-caso-nolberto
Y clicando aquí tienes todos los detalles de “Nolberto”

 

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Fuerte presencia de productoras independientes y espacios autogestionados cubanos en la 9ª. edición de Haciendo Cine (entrevista a Leanny Pintado, asesora de Haciendo Cine)
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